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DE ALCALÁ A QATAR ANDANDO

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Santiago Sánchez Cogedor

VIAJE AL MUNDIAL

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Santiago, en paradero desconocido en Irán

 

2022 10 18

En Lux Moments les venimos contando cómo es el viaje de Santiago Sánchez Cogedor desde que lo inició en enero, pero hoy tenemos que contarles con mucha inquietud que está en paradero desconocido desde que entró en Irán el pasado 1 de octubre. Su familia ya ha tramitado este 17 de octubre la denuncia en la comisaría para que le localicen por las vías legales de la Embajada, Consulado y Ministerio de Asuntos Exteriores.

A la espera de recibir noticias suyas, les contamos que desde el artículo anterior que publicamos, Santiago no quiso irse de Irak sin pasar por una escuela y después de varias gestiones pudo ir a la escuela francesa Danielle Miterrand para dejar una semilla en los más pequeños con una de sus motivadoras charlas ante estudiantes que sabían hablar francés e inglés y con la ayuda de una alumna que también sabía español y le tradujo.

Además fue a la casa de una familia de las que había querido llevarle en coche al verle por la carretera andando, la cual le enseñó su ciudad y además compró dos ruedas pequeñas para arreglar las delanteras de su carro, ya que una de ellas se le había roto.

De camino hacia Irán fue a acampar en una zona pero le dijeron que era militar y no podía, así que se hospedó en un hotel. Tenía prisa por llegar a la frontera ya que se le acababa el visado cuyo plazo no pudo ampliar. El 29 de septiembre felicitó el cumpleaños a su amigo Pablo Navascués y mostraba orgulloso las noticias publicadas en prensa de su hijo Liberto, 'el huracán junior' como jugador sub 16 del Real Madrid y la Selección Española.

Desde el último pueblo en el norte de Irak, Santi contó que le separaba una montaña para llegar a Irán, el siguiente país antes de llegar a la meta de su hazaña, Qatar.

Era viernes y estaba todo cerrado, porque allí los viernes es día libre. Consiguió comprar algo de pollo en una tienda pequeña y unos guisantes para cenar. Tenía pensado llegar a la montaña para acampar y no tenía mucho tiempo. Llegó a un cruce de caminos, el más corto estaba sin asfaltar, sin pensarlo y casi sin mirar a nadie, camino rápido para llegar a las montañas y hacer noche allí antes de cruzar a Irán donde le esperaba una familia que se enteró de su viaje y querían compartir un día con él.

Pero ese último día en el Kurdistán empezaron a salir niños de las casas para echarle el balón a los pies para que jugara con ellos. Uno delante de él girando en el aire estiró los brazos con un grito de “shuuuuuu”. Santi pisó el balón con un pie, lo levantó y empezó a dar toques mientras unos saltaban de alegría y otros le chocaban la mano. "Ya me olía lo que efectivamente pasó: los padres en las puertas de sus casas haciéndome preguntas y gestos con las manos hacia la boca para comer y frotándose la tripa".

No podía dejar pasar esa experiencia y comió con una familia y todos los niños.

Querían que se quedara más tiempo, pero no podía. Después de jugar con ellos y hacer trucos de magia partió de nuevo escoltado por los niños hasta el final del pueblo con un abrazo muy especial, las palmas de las manos en la boca dándose besos y lanzándoselos a él.

Con lágrimas de emoción fue caminando deprisa a la montaña donde ya veía Irán. Al otro lado de la montaña, ya había quedado con un traductor para que le ayudara a cambiar el dinero. Por un camino con mucho polvo y parcelas a los lados, vio unos árboles y se acercó para comprobar si podía acampar. Al fondo vio a una mujer y él no dudó en levantar el brazo y decir: “salam malekum”, la expresión de saludo que significa "la paz sea contigo". Se acercó a la puerta de la parcela y con fotos y señalando su tienda de campaña la dijo que dormiría allí. No pasaron 5 minutos cuando llegó un hombre que le hizo gestos con las manos para interesarse por cómo iba a dormir. Sacó el teléfono y al rato de hacer una llamada llegaron los dueños de la finca para ofrecer a Santi su casa, una cama, una ducha y una cena con ellos entre muchas risas y bromas.

 

Santi les observó cómo recogían tomates y lo cocinaban en grandes calderos al fuego de la lumbre en la parcela. Aquella noche, los niños a los que había conocido al medio día le volvieron a llamar para preguntar por él.

Se levantó temprano en la finca, a las 7 de la mañana, y ya estaban recogiendo tomates antes de que hiciera calor. Salió andando y detrás de la montaña llegó a la frontera de Irán justo a tiempo, era 1 de octubre. Después de cruzarla, dejó las cosas en el hotel y Santi volvió al anochecer a la frontera para poder coger el wifi de Irak y colgar sus últimos videos hasta ahora en Instagram. Quería tranquilizar a sus seres queridos, ya que en Irán tenían 'capado' internet. Había visto mucha policía armada y con escudos y revueltas, mujeres que protestaban tirando el velo al suelo y cortándose el pelo en protestas por la muerte unos días antes en Teherán de Mahsa Amini, una joven iraní de 22 años a la que arrestaron por no llevar el velo bien colocado, según la policía islámica del régimen iraní.

En estos 17 días, las revueltas han continuado en el país, donde se estima que ya hay alrededor de 200 muertos y 1.500 arrestados en los disturbios. Pero su familia no tiene noticias de Santi. Y ese lema que él solía decir en sus conclusiones: "Viaja pero no huyas de nada y menos de ti mismo. Piérdete para encontrarte contigo mismo", empieza a ser angustioso para su entorno.

Ojalá pronto podamos contar que el alcalaíno sigue adelante viviendo esas experiencias que tanto le gustan compartir con sus seguidores.

Sueño cumplido con el pastor, pero el visado se queda corto

 

 

2022 09 26

Antes de marcharse de la casa, Santi fue con Serkan a comprar un peral que llevaron dentro del taxi para plantarlo en el jardín de la familia. Pambu dedicó el árbol a su amigo, entrenador y presidente en el CD Valdeavero, Eugenio, pues el equipo había ganado ese 4 de septiembre el Trofeo Villa de Valdeavero disputando una triangular con el Racing Veracruz y el Haro C.F. También les regaló por su hospitalidad tazas para desayunar con fotos de su estancia allí para que nunca le olviden, el cariñoso Seryan le regaló a él una camiseta y la hermana un cuadro. Cual fue su sorpresa cuando días después, mientras caminaba, fueron a recogerlo para que volviera a su casa pues ¡querían casar a Santi con una de sus primas!

Pero el alcalaíno ha seguido su aventura hacia Irán, siendo parado cada poco tiempo para ofrecerle agua, comida o pedirle una foto, dado que ya han salido publicadas varias entrevistas suyas en medios de comunicación de Irak.

La primera vez que iba a acampar con su tienda no pudo hacerlo pues un coche le paró al ver la bandera española de su carro y le llevó a su casa y a enseñarle su ciudad antes de continuar hacia Erbil. Al día siguiente, en un taller de chatarra encontró a un grupo de hombres y chavales que le llevaron en el camión que transportaba cartones hasta su casa para comer. Querían que Santi fuera con ellos a visitar a su familia, pero vivía 100 kilómetros atrás, y Pambu no podía perder más tiempo, porque de momento solo tiene visado en Irak para 30 días. Otro coche le paró para llevarle a su apartamento y poder ducharse y dormir en una cama, pero Santi, pese al sol y el calor, prefería vivir la experiencia de ir andando. No obstante, prometió al conductor ir a visitarle cuando llegara a su ciudad. Dos minutos después de rechazar subirse al coche se hacía realidad uno de los sueños que tuvo hace un año Pambu, cuando soñó que tomaba té en casa de un pastor. Halló a un menor junto a su rebaño y un burro muy cerca de la carretera por donde los coches pasaban de largo. Tenía las zapatillas rotas, iba sin calcetines y las uñas negras de trabajar en el campo bajo el sol, pero invitó a Santi a ir a su poblado, cenar con las manos y el té con los hombres de su familia y dormir en su tienda, apartado de la zona donde viven las mujeres.

Al amanecer Santi reanudó su viaje y un militar si paró su coche a su lado para ofrecerle dinero y llevarle a comer y a hacer merienda-cena en su casa, con más hermanos, saliendo después de paseo por el pueblo para que lo conociera, pues en Akre estaban de fiestas.

Al día siguiente llegó a casa del hombre que le ofreció llevarle justo antes de encontrar al pastor. El anfitrión le llevó a probar baqlava, un dulce típico de Irak, con un zumo multicolor y a arreglar el cartel que lleva a modo de matrícula su carro, pues se le había roto, el cual ahora es incluso reflectante.

Por el camino Santi vio cómo los chicos comenzaban el curso y llevaban libros en la mano, sin mochila. También acampó en un edificio en construcción y pasó por puentes y ríos donde había bañista y columpios. Una noche reservó un hotel para poder tener wifi y hacer una entrevista con una radio española. Cenando conoció a un joven que se parecía al futbolista Carvajal. En Során, una gran ciudad del Kurdistán, vio un partido de fútbol rodeado de otros chicos que le dieron una equipación y fue a la Oficina de Extranjería para ampliar el visado diez días más, un trámite que intentó hacer en días posteriores pero que le denegaron pues tendría que gestionarlo con un abogado. Si no cumple el plazo, en la frontera le aplicarán una sanción por llegar tarde.

De camino, como siempre, fue recogiendo más plásticos y residuos y aunque tenía pagada otra habitación más en el hotel, la nueva familia a la que conoció le dijo que era una deshonra que estuviera allí pudiendo estar alojado en su casa, así que pasó la noche con ellos para que no se ofendieran.

 

De camino a la Embajada y el Consulado, desde donde le mandaron a la Oficina de Inmigración, Santi también conoció y se hospedó en las habitaciones de la plantilla de un restaurante de carretera, que le mostraron su apoyo cuando un taxista iraquí le quiso estafar cobrándole más dinero de la cuenta por llevarle a las administraciones a hacer las gestiones.

Cuando dejó aquel lugar, con el carro otra vez casi roto, Santi vivió otro momento curioso cuando iba a acampar en una zona montañosa lejos de la ciudad y le rodearon unos vigilantes que iban armados, con los que terminó haciendo buenas migas. Le avisaron que tuviera cuidado porque había serpientes y le dieron sandwiches y Coca Cola para cenar. Tras aquella experiencia siguió por el polvoriento camino descubriendo nuevos parajes curiosos, como un bonito y pequeño pueblo cristiano,  nuevas charcas naturales o más rebaños pastando plástico como hacen los peces del mar, que demuestran la importante labor que realiza Santiago recogiendo basura y concienciando para que no se viertan en la naturaleza.

Otra boda al cruzar la frontera de Irak

 

 

2022 09 05

Después de la boda del policía turco y su novia kurda, familiares de ésta le dijeron que le acogerían cuando llegara a su pais. Santiago Sánchez Cogedor estuvo en casa de una familia con seis hijos aficionados al móvil y los videojuegos, antes de dirigirse hacia la triple frontera de Turquía con Irak y Siria. Una noche incluso le prestaron la furgoneta a modo de autocaravana para que durmiera más tranquilo. De camino a la frontera, bajo temperaturas sofocantes, tanto que se tenía que meter en las marquesinas climatizadas porque el móvil se paraba, la gente le miraba extrañada los tatuajes y los niños pellizcaban su piel, para comprobar si era de verdad. Un adolescente salió a su encuentro y le llevó a su humilde hogar en un callejón donde vive con su madre y sus tres hermanos más pequeños.

Pambu jugó con ellos a hacer tortugas de globoflexia, a aprender a hacer el ululeo de felicidad, las nuevas palabras o dialecto de esta zona fronteriza del Kurdistán, distintas al turco, y descubrió que las dos hermanas son las mejores estudiantes de su clase. Con el adolescente fue a recoger residuos y a jugar un partido de fútbol a la escuela del juvenil del Fenerbahce en la frontera de Siria. Aunque la familia de Cizre le recomendó que fuera en taxi hasta la frontera por lo peligroso que es este lugar y hablar con desconocidos, Santi siguió andando con el carro, atravesando el puente del sucio río Tigris. Por suerte, varios hombres le ofrecieron limonada, té, frutas... E incluso llevarle en coche a cambio de dinero. Un hombre recién casado le recogió en la carretera y le llevó a su casa a comer y merendar, enseñarle los videos de la boda y presentarle por videollamada a su padre que vive en Irak. Santi no se quedó a dormir aunque le invitó a ello y le pilló el toro por el camino, pues se le hizo de noche. Por suerte, una seguidora le reservó en un hotel cercano una noche más desayuno al día siguiente por 30€.

Después de desayunar siguió hacia la frontera pero enseguida le paraban de nuevo para ofrecerle un té. En un taller textil de Silopi charló con un corrillo de hombres que le aconsejaron que se cambiara la camiseta al llegar a Irak. Se había puesto la del gimnasio de su amigo Francho que daba la casualidad que tenía una bandera de EEUU en el logotipo. Más adelante otro hombre le hizo gestos a lo lejos y su hijo salió corriendo a la carretera para darle un vaso de refresco de cola. A las personas con las que se cruzaba les llamaba la atención que iba en dirección contraria a como suelen ir la mayoría, que salen del árido Irak para ir hacia Turquía e incluso Grecia... Cuando llegó a la frontera le preguntaron por los documentos de su coche y alucinaron al ver que no tenía coche, pues iba ¡andando!

Tras dejar atrás el paso fronterizo de  Habur, Santi encontró a Serkan, un chico de 17 años que le ayudó a llevar el carro hasta su casa, un hogar en el que son 12 hermanos: Erkan, Soler, Seryon, Rasu... Y algunos con nombres que días después todavía le costaba pronunciar correctamente. Todos, desde la abuela al más pequeño, se volcaron en atender con gran cariño a su invitado especial compartiendo la comida, haciéndole masajes... E incluso invitándole a otra boda de un primo de la familia. En su casa, Santi realizó otra entrevista para un medio de comunicación iraquí y cogió un taxi para viajar a la Embajada de Irán en Irak para solucionar un problema con la cobertura del seguro del viaje. También preguntó si podría atravesar este país sin problema, dado que la familia que le acogía le advirtió de los disturbios que se estaban produciendo desde que el líder chii Muqtada al Sadr anunció su retirada tras exigir convocar elecciones legislativas anticipadas para formar Gobierno, después de estar el país sin uno un año entero. Las manifestaciones y revueltas que se desataron dejaron decenas de muertos y centenares de heridos antes de la mayor peregrinación religiosa del mundo hacia la ciudad iraquí de Kerbala.

 

Irán además cerró su frontera con Irak tras los disturbios provocados y avisó a sus vecinos de que no viajaran a Bagdad, Samarra y Kazemin.

Santiago decidió esperar unos días antes de seguir su camino por el norte de Irak hacia Irán una vez que se celebrara la boda del primo, pues según el visado solo tiene un mes para cruzar el país.

Entre bromas y muestras de afecto, Santi parecía otro hijo más de la familia, un invitado al que acudían a ver otros parientes. Así, hasta que el 1 de septiembre se preparó para asistir al enlace. El convite fue distinto al que vio en Turquía, pues se separan a los invitados. Cuando llegaron los novios todos esperan en la puerta, un jarrón lleno de dulces se rompe y los niños los cogen a dos manos. A continuación, los hombres primero bajan a comer rápidamente a un gran salón y cuando terminan se salen a un patio con sillas para tomar el té mientras esperan que coman las mujeres. Como por arte de magia empieza a sonar una música y de nuevo el baile agarrados del meñique.

Objetivo cumplido con el visado, Capadocia y la gran boda turca

 

Santiago Sánchez Cogedor regresó desde Izmir a Estambul para intentar que en la Embajada de Irán le dieran el visado con el que poder cruzar ese país después de Irak. De camino a la capital turca le acogió la familia de Ana y su hijo Selcuk, españoles de San Sebastián, en el Pais Vasco, que le invitaron a pasar un par de días en su casa y conocer al resto de la familia, incluido el pequeño Martín. Selcuk le llevó en moto a hacer turismo por la ciudad junto a otro amigo y ver el patrimonio natural que incluye árboles centenarios como el Dogu Cinari - Platanus orientalis cerca del río en Inkaya. El ejemplar tiene más de 600 años, 37 metros de altura, 10 metros de diámetro el tronco y 53 metros de anchura desde una rama a otra, que tienen soportes para que ayuden a aguantar el peso.

Después regresó a casa de Sude y su novio Koray donde volvieron a hacer planes de ocio con Yusuf y su hermano. Junto a la pareja, Pambu hizo turismo por la isla de Büyükada, desde donde se divisa Moda y la parte Europea de Turquía. Tras acudir al dermátologo para revisar la mancha blanca que tiene en la piel, Santi hizo otro paréntesis en su viaje para volar a Helsinki a ver con amigos el partido de la Supercopa de Europa que ganó el Real Madrid al Frankfurt y donde fue entrevistado por Álvaro de la Lama para el Canal del club. A la vuelta, y por tercera vez, regresó a la Embajada de Irán en Turquía y con un traductor del persa para tramitar y pagar el visado solicitado 15 días antes, el cual le habían rechazado porque era la primera vez que alguien les indicaba que llegaría al país andando. Por eso tuvo que contratar a una empresa que le ayudara en las gestiones y diera credibilidad a ese hecho. Conseguido el visado y el carro, que por fin estaba arreglado, quedó de nuevo con Yusuf para caminar más jornadas juntos en dirección a Capadocia, un destino muy turístico que Pambu soñaba con visitar desde que vio imágenes en Internet. Compraron víveres en el supermercado y fueron andando hasta que al atardecer acamparon en un pinar. El segundo día repitieron modus operandi, adquirieron en un súper alimentos y agua para beber y asearse y llegaron andando hasta un pequeño mirador en la montaña. Como siempre, después de desayunar dejaban limpio de residuos la zona. En la tercera jornada, un amigo de Pambu les reservó la habitación doble de un hotel para que pudieran descansar y ducharse mejor. Y al cuarto día por fin llegaron a la ciudad 'de postal', con casas-cuevas de piedra que lucen en la noche y donde al amanecer surcan el cielo los globos aerostáticos. Cuando se fueron los turistas, ambos llenaron otras tres bolsas de basura con las botellas y vasos de té que dejan tirados muchos de los curiosos que acuden a ver la bonita escena. Santi fue a casa de una familia amiga de José, de Düsseldorf, para dejar allí su carro y pertenencias. Después él y Yusuf pasaron por la peluquería para cortarse el pelo y durmieron en una habitación de hotel que alguien de forma anónima les reservó. Era su último día juntos y el chico de 20 años volvió a dejar escrita una emotiva carta agradeciendo al complutense toda su ayuda económica y sobre todo su motivación para vivir feliz. Tras despedirse de él, Pambu  asistió como invitado especial a la boda del policía turco al que conoció en la frontera con su esposa, una joven del Kurdistán Iraquí. En la celebración, el viernes 19 de agosto, es tradición entregar oro a la novia como regalo. El deportista español conversó con numerosos adolescentes en el convite y bailó con el resto de invitados, a veces con los dedos meñiques enganchados como marca su folclore. Terminada la fiesta, muchos acompañan al coche de novios hasta su casa pitando y encendiendo luces por la carretera. Y al llegar al barrio cantan y lanzan fuegos artificiales. La entrada del novio al hogar se produce por un pasillo donde otros hombres le golpean palmadas en la espalda y la novia rompe un jarrón con caramelos para los niños.

 

Antes de que el novio se retire con su esposa para disfrutar de la noche de boda, los hombres más allegados y él se relajan jugando juntos una partida al Okey o Rummy tur...

Más limpiezas y visita al Centro de Vida para el Autismo

 

2022 08 04

Santiago Sánchez Cogedor asistió con su 'familia turca' de Mugla a una fiesta de circuncisión o sünnet (en turco), una celebración religiosa en donde se le corta una porción del prepucio del pene a los niños, símbolo del seguimiento al profeta Mahoma, que según el Corán estaba circuncidado. Lo habitual es que se reúna mucha gente del pueblo, que haya comida de sobra para todos y que cada invitado cuelgue dinero en la ropa del niño protagonista cuando se acerca a saludar a su familia.

El 25 de julio, coincidiendo con su santo en el calendario español, se publicó la entrevista que había realizado anteriormente en el programa Yesil Ekran (Pantalla verde) de NTV, que presenta la periodista Buse Yildirim, multiplicándose los mensajes que el español recibió en sus redes sociales.

Entonces ya se había despedido de la familia de Levent, Didem y Ayde, y se dirigía a la provincia turca de Aydin para volver a visitar a una amiga especial que conoció en su anterior viaje, Mükü Mavi. Hace dos años Santi llevaba la cabeza rapada en solidaridad con las víctimas del cáncer y ella también se cortó parte de su melena para donarla. Ahora, Pambu llega con una mancha blanca en la frente que el dermatólogo de Salónica, en Grecia, le recomendó vigilar y no exponer al sol tantas horas para que no termine siendo cancerígena. Pese al cansancio acumulado, sus preocupaciones y sus escasos recursos, Santi alquiló dos trajes de payasos, uno para él y otro para su amiga, compró globos y pinturas y fue a visitar con una gran sonrisa a los niños y niñas que acuden al T. C. Efeler Belediyesi Otizm Yasam Merkezi (Centro de Vida para el Autismo del Municipio de TC Efeler) para animarles con sus trucos de magia, las figuras que hace con los globos y las burbujas jabonosas del pompero. Hacer más feliz a los demás llena el corazón del complutense. La televisión local de la zona cubrió el acto solidario y eso acrecentó su fama, una generosidad y dotes de buen niñero que aprovechó hasta el último instante la familia de su amiga Mükü, que también le llevó a un café-bar, The North Belfast Pub, la noche antes de irse.

Pambu partió temprano y roto por dentro desde hace días, agobiado por los múltiples mensajes que no da abasto a responder, por las noticias que le da la embajada de Irak sobre las células de Estado Islámico y minas activadas que hay en el territorio, por lo caro que es reparar el carro averiado en Estambul, por la dificultad para conseguir el visado de Irán, porque vuelve a tener rotas las zapatillas... Pero se distrajo de sus problemas en un autobús dirección a Izmir (Esmirna) otra vez con su amigo Furkan (el coordinador del campamento), para participar en otro programa de limpieza en el campo, junto a una montaña. Allí dio otra conferencia traducida por Furkan, vio una representación teatral al aire libre y conoció el coche a modo de caravana que utiliza el periodista Can Demirbilek para viajar por Turquía. Costó conciliar el sueño, pues un grupo de jóvenes tocó el violín y cantó hasta altas horas de la madrugada, pero a la mañana siguiente Pambu se despertó de los primeros, antes de que tocara diana para el resto. En apenas media hora los jóvenes limpiaron el paraje de alrededor, juntando un montón de sacos de basura llenos de garrafas y botellas de plástico, entre otros residuos. Botellas de plástico que habían tirado otros, y de no retirarse, hubieran tardado 500 años en desintegrarse en la naturaleza.

Al regresar en autobús del campamento al centro de la ciudad, Furkan y él comieron en casa de un culto profesor turco que da clases de español en Valencia, que les preparó una Çorba (sopa en turco). Desde allí Furkan fue a despedirse de su abuelo enfermo que desgraciadamente ha fallecido y Santi a casa de otra familia turca de Izmir a la que conoció en su anterior viaje. La hija, Tuba Dilmac, le visitó esa misma noche y por la mañana llegó desde Samsun su padre.

 

La madre, en cambio, se quedó en esta otra ciudad situada al noreste de Turquía, en la costa del mar Negro, cuidando del abuelo. El padre de familia, dueño de una tienda de bicicletas Carraro, pasó el día con Santi. Lo primero fue tomar un buen desayuno, la comida más importante del día en Turquía, con frutos, té, los típicos kyimali pide (similar a una empanada artesana de carne) y ¡varias guindillas picantes! que tanto gustan al anfitrión.

Campamento de verano con batida de limpieza en Esmirna

 

2022 07 26

Que Turquía es un país muy hospitalario quedó demostrado una vez más cuando al cruzar la frontera al lado asiático de Estambul, Santiago Sánchez Cogedor tuvo que elegir entre las varias familias dispuestas a acogerle, pues no tenía tiempo suficiente para poder visitar a todas.

Después de haber estado con una primera familia de Irán que vive en el Estambul europeo, ya que el hombre es un amigo de una familia que conoció en el puerto de Bandar Abbás en el Golfo Pérsico de Irán cuando viajó hace tres años, Santiago se encontró con Mustafa, un turco que había estado en Sudamérica y por eso hablaba español. Además, un amigo suyo le dejó las llaves de su casa para que se instalara si quería en ella, donde conoció a más amigos y compartieron buenos ratos tomando el té, practicando unas nociones básicas de boxeo y sobre todo, yendo a ver la puesta de sol en el histórico muelle de Kadikoy Moda, un cosmopolita barrio en el distrito comercial de la ciudad que encantó a Santi. Otros medios de comunicación punteros en el país entrevistaron al aventurero español y Yusuf le ayudó con la traducción. El chico de 20 años se reencontró con Santi y le presentó también a su hermano pequeño de 14 años. Ambos le acompañaron a un centro comercial para comprar las zapatillas nuevas del complutense, dado que el segundo par que compró en Bolonia (Italia) ya estaba roto, igual que su carro, que tendrá que estar al menos una semana en el taller hasta que traigan las piezas para su reparación.

Además volvió a ver a su amiga Sude, la hija mayor de una entrañable familia que le acogió en Mugla cuando iba dos inviernos antes con la bici por Turquía, ya que ella ahora se ha trasladado a Estambul para estudiar. Santi presentó a sus amigos para que se conozcan entre ellos.

Pero el viaje debía continuar y Pambu siguió sin carro pero con una mochila bastante pesada en la espalda para poder llegar a tiempo a un campamento en Esmirna que llevaba días organizando para formar parte de su programa de actividades. Cuando iba andando por la carretera en dirección hacia allí, un hombre le paró para invitarle a comer. No sabía nada de español ni inglés, pero Harun terminó alojando a Santi en el piso que compartía con su hermano y un pájaro que han llamado 'Santiago', que trinaba a la par que uno de sus dueños tocaba el laúd árabe. Después de tomar un desayuno muy completo con té, miel, huevos, pepino, tomate, etc., Santi se puso otra vez en marcha para llegar al campamento de verano donde le esperaba Furkan, el majísimo coordinador del programa, que le ayudó como traductor ese jueves por la tarde para dar una divertida charla sobre su viaje y valores ante un centenar de jóvenes, que fue todo un éxito. Durante la misma no sonó ningún móvil, pero sí una de las llamadas de oración de la jornada y Santi, por respeto a quienes fueran religiosos, paró de hablar. Después se atrevió a soltar unas palabras en turco de las que ha aprendido, siendo felicitado por el alcalde. Antes de llegar a su tienda de campaña para dormir perdió la cuenta de las veces que le pararon para saludarle emocionados y hacerse fotos con los compañeros de campamento. Y lo mejor estaba por llegar, pues al día siguiente temprano fueron a la playa para limpiarla de residuos plásticos, recibiendo numerosos elogios de los vecinos y trabajadores en la zona.

Es curioso, porque a miles de kilómetros, en España, la familia del pequeño Martín que le acogió en Bellvitge, le envió fotos del niño 'imitando a Santiago', recogiendo la basura que había en su costa.

Tras esta experiencia, Santi llegó encantado a Mugla para volver a estar con el resto de la familia de Sude. Didem, la madre, junto a otra invitada americana, llevaron a Santi a un tour en barco por Akyaka, un municipio costero de la provincia de Mugla, en el suroeste de Turquía. La ciudad está situada en el extremo más alejado del Golfo de Gökova, y es un centro emergente para el turismo internacional. El barco de madera hace paradas en cinco zonas de baño donde no se puede acceder con coche.

 

Por las noches, el simpático padre prepara la cena con una linterna en la frente en su ingeniosa barbacoa, fabricada con el tambor de una lavadora, en el jardín de su casa, donde suele descansar su perro junto a la piscina y árboles frutales. Su otra hija, Ayde, vendrá en septiembre a estudiar a la Universidad Politécnica, por lo que Santi ha hecho un llamamiento a quienes vivan en Madrid capital para que acojan a esta joven turca.

El camino con Yusuf y la llegada a Asia

 

2022 07 17

Al día siguiente de entrar en Turquía y haber sido tan bien recibido por policías fronterizos y un canal televisión, Bulent volvió a recoger a Santiago en el hotel para ir a plantar juntos un árbol en su antigua escuela y comprometerse a cuidarle en honor a su amistad.

Cerca de allí Santi había quedado con un amigo de Jorel (@hypnosisjorel), el hijo de su amigo José Félix Ramajo, que llegó desde Estambul en autobús para conocerle y compartir la experiencia como anteriormente hicieron Mauro, Mario o Eliot. Yusuf, un joven de 20 años, fue su 'kanka' (colega) de viaje durante cuatro días en los que recorrieron más de 100 kilómetros y aprendieron valores positivos para afrontar el futuro.

Tras pasar la primera noche en el hotel donde se contaron confidencias, los dos emprendieron la ruta planificada para llegar andando hasta Estambul en la época más calurosa... En su segundo día juntos, Santi prestó al joven un sombrero, la crema solar y le enseñó a desayunar mejor y a dosificar las fuerzas, pues al principio caminaba muy deprisa. Tiraban del carro por turnos y, tras más de 20 kilómetros recorridos a pie por el campo, atravesando incluso un túnel encharcado, cantando canciones y enseñándose sus idiomas mutuamente, con ayuda de los traductores del móvil y el inglés, el chico, agotado, se sentó en la carretera. Un conductor le acercó al lugar donde acamparían esa noche y al que llegó Pambu después, tras haber tenido la compañía de un perro solitario en parte del trayecto. Aquel atardecer, mientras se bañaban en un riachuelo y preparaban pasta para cenar, vieron a varios pastores con su ganado y escucharon, pese a estar en el campo, las llamadas a oración, entremezclado con el sonido de las chicharras en la naturaleza.

En el tercer día juntos, tres coches les pararon por el camino dispuestos a acercarles a su destino, para darles chocolatinas y agua, la bebida principal. Pero ellos siguieron su reto, a veces cantando e imitando sonidos de animales, sonriendo hasta llegar a un parque con merendero donde dejaron el carro mientras se iban a comprar la cena y desayuno del día siguiente, hallando otra jauría de perros solitarios y dóciles. Esa tarde la 'ducha' la cubrieron como si tuviera cortinas pues no está bien visto que la gente que había cerca les viera el torso desnudo.

Al cuarto día Yusuf pidió a Santi dormir una hora más, seguía muy cansado pero contento. Luego, por el camino, un policía les ayudó prestándoles la llave de su apartamento en Kirklareli. Después de llegar y dejar su carro en ese piso fueron a comer una hamburguesa y a comprar unas zapatillas deportivas y más cómodas que las que llevaba al chico, sin embargo en la zapatería no había de su número. Santi dio entonces el dinero a Yusuf para que cuando volviera al día siguiente en autobús a Estambul se las pudiera comprar allí. Antes de irse, frente al edificio del apartamento del policía, plantaron un árbol juntos en homenaje a su amistad. Yusuf dejó una carta a Santiago donde le agradeció haber aprendido a valorar la amistad y los buenos momentos en vez de lo material, y a ser mentalmente un poco más fuerte pese a la adversidad. Después de abrazarse por última vez en el descansillo del portal, Yusuf volvió a su casa para contarle lo vivido a su familia, especialmente a su hermano de 14 años, que ya trabaja en un restaurante, y que al igual que su hermano mayor agradeció al alcalaíno el dinero que les dio para ropa y comida.

Santi siguió andando solo y la jornada fue dura, ya que terminó durmiendo en un hostal tras darle un nuevo bajón por el agotamiento y el calor. A falta de dos días para llegar a Estambul a pie se quedó sin datos de Internet en su móvil, pero gracias al Wi-Fi que fue encontrando en determinados sitios, recibió la noticia de que el medio turco que le entrevistó en la frontera, TRT Spor, ya había publicado la entrevista. Sus seguidores aumentaron en más de 300 y recibió múltiples mensajes de turcos hospitalarios para acogerle y conocerle en persona.

 

Tras otra noche de acampada, fundido por el calor y cansancio, Santi llegó a Estambul guiado por el Google Maps, que le condujo a un complicado puente con escaleras. Lo positivo es que fue reconocido por muchas personas, policías que conocían su hazaña y otra gente que le invitaba a tomar el té sin conocerle. Un hombre le alojó una noche en su apartamento, situado en un bloque de gran altura. La idea era quedarse varios días para descansar y comprar unas zapatillas e incluso volver a ver a Yusuf, si fuera posible. Tras dejar el alto piso en la parte europea de Estambul, siguió su ruta hacia el estrecho del Bósforo para cruzarlo en barco y pasar así al Estambul asiático. En el camino, un turco muy simpático, Mustafa, le reconoció y le acompañó, tirando incluso del carro, al otro lado del Estrecho, donde un amigo suyo de una familia humilde le abriría las puertas de su casa. Santi dejaba atrás Europa para entrar en un nuevo continente: Asia. Lo primero que hizo fue comer con su nuevo amigo un 'lahmacun', un plato característico de la gastronomía de Medio Oriente, la turca y la armenia.​​ Es un pan plano delgado y redondo, parecido a una pizza, que se unta con una mezcla de carne picada, cebolla, perejil, morrón y especias y se hornea.​ La palabra proviene del árabe lahm ala ajeen, que significa carne con masa.

La despedida de Grecia, la bienvenida de Turquía y una futura boda

 

 

2022 07 10

Tras despedirse de Mauro, Pambu volvió al piso de Jeta en Salónica, una amiga de Tasos que corre maratones para huir de la monotonía, una mujer valiente que no dudó en darle las llaves de su casa pero no para los días que estuviese allí, sino para siempre, para que vuelva cuando quiera. Su frase favorita es “no hay problema” como bien pudo comprobar Santi cuando estuvo conviviendo con ella varios días mientras organizaba la ruta a seguir para llegar a Turquía, en donde le esperaba la familia de Bulent en la ciudad fronteriza de Edirne.

Jeta cuidó de Santi con el cariño de una madre, se hicieron muchos kilómetros andando esos días para ir a ver el atardecer en la playa y algún concierto en el paseo marítimo, el interior de un buque de guerra en el puerto e incluso cómo el mar escupe en éste parte de la suciedad y plástico arrojado por la gente. Un día, estando en una terraza, Jeta gastó una broma a Tasos para hacerle creer que Santi no se estaba portando bien... Sin embargo, Tasos no picó y confió en la bondad de su amigo español. Ademas, Santi alquiló un coche para ir a un vivero a comprar 20 árboles, 12 pinos y 8 olivos, para plantarlos. Quería hacerlo en forma de corazón, pero finalmente tuvo que ser en fila junto a un aparcamiento de coches y un bloque de viviendas cuyos vecinos, que les bajaron limonada para refrescarse, han prometido que los cuidarán y regarán, igual que Jeta. Santi dedicó cada plantación a su familia: sus padres, hermana y sobrinos mellizos David y Paula, mejores amigos, patrocinadores y, por supuesto, a todos sus miles de seguidores en Instagram.

Yendo a devolver el coche alquilado, Santi encontró en la carretera a una familia croata en apuros y no dudó en parar a ayudar al conductor y padre de familia a cambiar la rueda del coche mientras les contó lo bien que le trataron en su país cuando lo cruzó con la bici. En agradecimiento, el hombre le regaló una botella de rakia, un destilado similar al brandy.

Tras despedirse de Jeta, que echa tanto de menos a Santi en casa que ya está aprendiendo español con un diccionario, el alcalaíno se dirigió a la casa de campo de Luna, muy cerca del campo de refugiados de Nea Kevala para volver a visitar a esta entrañable señora a la que conoció en 2020, cuando estaba la pandemia.

En la recta final de su viaje por Grecia, el complutense se encontró con un juez deportivo español que le invitó a pernoctar en su hotel y acudir al día siguiente a una competición de gimnasia de barra en un polideportivo.

En estos días tan calurosos, a pesar de usar sombrero, manga larga, crema protectora solar, gafas y paraguas, Santi también sufrió una insolación que le obligó a consultar al médico para descartar que la 'fiebre' que sentía fuera por otra cuestión. A partir de ahí, procuró recogerse en las horas centrales del día en alguna gasolinera o sombra. Su amigo César, 'el Míster', le reservó un hotel cercano a su ubicación para que descansase en la penúltima noche en la costa de Grecia. La última, tras caminar sin descanso durante toda la jornada, la hizo en su tienda de campaña junto a un río donde estuvo esquivando mosquitos, escuchando croar a las ranas y 'cantar' a las chicharras. Al día siguiente, recogió 'su habitación' limpiando todos los residuos que había en este merendero durante dos horas y se dirigió al paso fronterizo por un camino donde lamentó ver muchos más desperdicios tirados en las cunetas.

Cruzar de pais fue impresionante. La televisión turca acudió para hacerle un reportaje sobre su peculiar viaje y los policías fronterizos anotaron su Instagram para seguirle e intercambiaron teléfonos para que los llame si tiene algún problema. Además se reencontró con Bulent y su familia, que ya le habían acogido en el viaje anterior en bici. Sus hijos de 8 y 11 años le hicieron de guía por los sitios más turísticos de Edirne, al noroeste de la Turquía europea. Vieron la mezquita de Selim y pasaron por un puente del río Tundzha, que confluye con el Meriç a poca distancia de Edirne.

 

Haciendo turismo conocieron a una mujer canaria que lleva una década trabajando en Turquía como profesora y ecologista, a la que contaron que al día siguiente Bulent y Pambu irían a plantar un árbol al patio del colegio de sus hijos.

Su visita a principios de julio ha coincidido con nueve días festivos, ya que están celebrando la Ascensión de Mahoma a los cielos. Los niños suelen llevar caramelos y los pobres reciben dinero. En julio, los musulmanes también celebran la Fiesta del Cordero, conocida como la Pascua Musulmana, una de las más importantes del calendario musulmán. Todos los que tienen la posibilidad, viajan para reunirse con sus familias y disfrutar del cordero sacrificado.

Estando en el hotel que le había reservado la familia de Bulent, Santi recibió la llamada de uno de los policías que conoció en la frontera, Abdullah, para invitarle a cenar si no se había ido lejos. En compañía de otro amigo kurdo fueron a un restaurante cercano a un recinto ferial y a los típicos merenderos fluviales con barbacoa para probar su comida típica picante. Además, para sorpresa de Santi, el policía ¡le ha invitado a su boda el próximo 18 de agosto!

Mientras tanto, Santi ha seguido recibiendo mensajes muy especiales de seguidores que le cuentan el beneficio personal que les produce seguir esta aventura. Cabe destacar a Miriam de Paz, madre de dos hijos, una de ellas, Paula, con una rara enfermedad a la que se puede ayudar y seguir en el Instagram de @MiChispitaPaula, ya que Santi graba videos personales con Súper Coco para ella. Y también una madre de Canarias con dos hijos con autismo y Síndrome de Asperger y otra chica que padece agorafobia, con los que él espera poder ir algún día de acampada.

La visita de Mauro

 

2022 06 27

Pambu fue al aeropuerto de Atenas a buscar a Mauro, el hijo mayor de su amigo Pablo Navascués, que pasó una semana inolvidable de vacaciones con él en Grecia.

Por esos días Santi tenía los pies con ampollas que le hicieron las botas del fútbol, pero eso no fue obstáculo para volver a realizar con su amigo de 17 años un recorrido turístico similar al que realizó con Mario días antes. Pasaron por las Termópilas, donde se bañaron en aguas termales cristalinas y vieron el monumento al famoso rey Leónidas, cuyo casco ahora llevan los dos tatuado en una pierna como simbólico recuerdo del viaje. Por los monasterios de Meteora, donde una noche estuvieron casi en vela en la tienda y riendo por sus conversaciones, con un jabalí a diez metros de ella zampando las sobras de la cena. También se adentraron en el impresionante Monte Olimpo, donde terminaron la ruta en otra iglesia pequeña junto al nacimiento de un río. Además, pasaron por las bonitas playas de Halkidiki, recogieron residuos a su paso y volvieron a ver a Taso y a los refugiados, con los que compartieron aventuras, especialmente con 'Rolo', Eliot y Enteligen.

En Nea Kavala los chicos se alegraron mucho de la presencia de 'Sanchago' y su amigo 'Mabro'. Allí volvieron a jugar al fútbol con un grupo, los que no estaban trabajando cortando leña para luego venderla o recogiendo fruta (con edades de 14 y 15 años). El partido fue sin reglas ni árbitro, pero celebrando los goles como en un Mundial. Al final intercambiaron teléfonos, los refugiados regresaron a sus contenedores y Pambu con Mauro al pueblo, Polikastro, donde habían quedado para cenar en la pizzería de Taso y su hermano, que les dejaron las llaves de uno de sus apartamentos pues estaba lloviendo y era complicado dormir en la tienda de campaña.

Al día siguiente pasaron un día estupendo en Salónica junto a Rohulla, 'Rolo', el adolescente afgano, para animarle y distraerle. Montaron en patinetes eléctricos, se bañaron en la playa y cenaron hamburguesas. De vuelta al día siguiente pasaron por un río desde cuyo puente en ruinas saltaron los dos españoles, estuvieron en el merendero y jugaron a la pelota como niños. El chico que huyó de su país caminando por las montañas hasta Turquía, donde se tuvieron que subir 50 personas en una barca pequeña para poder llegar a Grecia, lleva 6 años viviendo en diferentes campos. Además, cada poco tiempo reciben noticias sobre bombardeos y fallecimientos de familiares y conocidos en su pais. Ese día fue uno de los mejores en la vida de este adolescente. Despedirse de él, verle como atravesaba la verja con alambre de espino hacia dentro otra vez puso un nudo en la garganta a los dos amigos españoles.

Desde allí, Pambu y Mauro se dirigieron hacia las playas de Halkidiki, donde se hospedaron en un hotel para lavar la ropa en la bañera y se bañaron en aguas cristalinas, donde había terrazas con música y lujosas tumbonas en la orilla.

De regreso a Atenas visitaron a los hermanos congoleños que viven en otro campo de refugiados. Los recogieron para ir a bañarse a la playa, una cala  que dejaron mucho más limpia tras su paso. El pequeño, Enteligen, aunque no sabe nadar aún bien, confió en Mauro y se atrevió a saltar con él desde una roca baja estilo trampolín, en una zona donde había la suficiente profundidad de agua y sin piedras peligrosas en el fondo marino para evitar accidentes. También  regalaron a los hermanos varias de sus camisetas: Pambu les dio tanto la del gimnasio El Origen de Pablo Navascués como la del Gimnasio de Paracuellos, con las que lleva tantos kilómetros recorridos en estos años y visitaron los sitios más turísticos de la capital griega antes de regresar al aeropuerto con Mauro, que ocho días después cogió el avión rumbo a Madrid emocionado por el mejor viaje de su vida hasta ahora.

Un torneo de fútbol en el campo de refugiados griego 

 

2022 06 16

Tras despedirse de los hermanos congoleños, Santi se quedó una noche en el hostal Roy para reencontrarse en Atenas con Mario, el joven que hizo la vuelta a España en bicicleta y lo acompañó hasta la frontera de Francia.

De vuelta al edificio en construcción  junto a la playa donde dejó el carro, fueron a darse un baño en la playa y recogieron una gran cantidad de residuos de la arena: garrafas, plásticos y hasta un neumático que llevaron entre los dos hasta los lejanos contenedores de basura. Al día siguiente, pese a tener un pinchazo en la planta del pie, continuaron sus andanzas hasta llegar a una ermita en medio de la montaña, en Meteora, camino en el que conocieron a otros turistas extranjeros. Al final de la siguiente jornada también durmieron en el interior de una iglesia ortodoxa griega, pues allí siempre están las puertas abiertas de los templos.

Después de 5 días juntos, Santi volvió a Atenas para acompañar a Mario, que tenía que regresar a España. Se hospedaron en el hotel Lido de un barrio humilde y complicado donde los niños venden frutas en la calle, pasa gente descalza y hay drogodependientes... Pero siempre viendo el lado positivo, pues terminaron comprando fruta a la vendedora que incesantemente repetía durante horas "éna evró" que significa "1 euro".

En Atenas, Santi quedó otra vez con los hermanos congoleños Eliot y Entelige, pues gracias a su amigo Juan, responsable de los restaurantes Patagónico y AkelaBar, les pudo comprar las zapatillas de deporte a los hermanos. Además, fue con el menor a la playa para que aprenda mejor a nadar y jugó con los chavales de su nuevo campo de refugiados un partido de fútbol...

Desde allí Santi se dirigió a Salónica, a la casa de Jeta, una amiga de su amigo Taso. Esta simpática corredora de maratones es además la madre de Lucas, uno de los jóvenes que le ayudó en Albania. En esta ciudad Santi se hizo otro tatuaje más en un empeine, un ancla con el nombre de Álex en griego, en homenaje al hijo fallecido de Maite, la mujer que conoció en Mollerusa y que se ofreció a pagarle el barco para cruzar de Italia a Albania, pues ambos están convencidos de que el alma del chico los está enviando señales y viaja con el alcalaíno.

Asimismo, Santi aprovechó para ir a Polikastro, donde está el campo de refugiados de Nea Kevala, para ver a sus amigos. Especialmente a Taso, el deportista que le encontró viviendo en la montaña cuando cerraron las fronteras por la pandemia del Covid y le ayudó hasta que pudo llegar al campo de refugiados. Taso, su hermano Christros, que son hosteleros, y otro amigo, Sákis, le acogieron en 2020 y dos años después, en casa del padre de este último, Santi se sentó a la sombra del árbol que plantaron entonces, el cual ha crecido bastante.

Finalmente fue al campo de refugiados de Nea Kavala donde viven familias nuevas y organizó un torneo de Fútbol 7, que se tuvo que aplazar un par de días por la lluvia. Santi compró con los fondos de sus seguidores diez pares de botas para poder jugar, ya que allí muchos juegan descalzos. Y contempló cómo viven, bailan, se cortan el pelo o se depilan con la técnica del hilo, cómo los que menos tienen son los que más comparten, incluso una cena donde no faltó una tortilla de patata, que cada vez cocinan mejor. También volvió al río cercano al campo de refugiados con una familia de Afganistán para bañarse y recoger los residuos que había esparcidos, labor en la que ayudaron la hija pequeña y sobre todo su hermano mayor, Rohullah, al que Santi llama Rolo.

El torneo de fútbol lo disputaron un combinado de jugadores de África contra otro de Afganistán y también un equipo griego de Paok, con los que contactaron por mediación de Sákis y su primo. El conjunto local terminó ganando la final 5-4, aunque en este torneo lo importante no era el resultado, sino los valores deportivos y de convivencia adquiridos con los refugiados.

Gran recibimiento en Grecia con Dimitri, Teo y los hermanos congoleños

 

2022 06 06

Santi cruzó el paso fronterizo de Grecia con un paraguas negro abierto, no para protegerse de la lluvia, sino del sol. Cuando ya estaba exhausto de caminar con ese sofocante calor, justo cuando iba a acampar en la sombra de un árbol para bañarse en un río, apareció un coche con una mujer y su hijo que le invitaron a ir a su cercana casa a cenar lentejas y pastitsio, plato de pasta al horno muy conocido en la dieta mediterránea.

Además, una amiga de Loreto, la madre del pequeño Dimitri, le prestó las llaves de su casa en Igoumenitsa para que durmiera allí más tranquilo, pues ella iba a estar fuera de casa. Dimitri, que había jugado por la tarde-noche con él, le echaba tanto de menos cuando se fue que llamó a Santi por teléfono numerosas veces para hablar y quedar para ir juntos al día siguiente a la playa, donde aparte de bañarse y jugar, recogieron gran cantidad de residuos. Esa noche, Eleni, la amiga de Loreto, volvió ya a su casa e invitó a una cena vegetariana tanto a su huésped como a una vecina, María, para conocerse mejor.

Por mediación de Taso, un amigo griego de Santi que le ayuda a buscar contactos en su ruta donde pueda hospedarse, el siguiente destino del alcalaíno fue la casa de la familia de Teo, un niño de ocho años y varios perros de mascota. Su madre es inglesa, de Liverpool, y su padre, griego, tiene un restaurante-cafetería donde Santi acudió a echar una mano con los desayunos de primera hora de la mañana como un camarero más. Otro día fue a recoger residuos mientras el pequeño estaba en el cole y además recibieron la visita de los abuelos para conocerle. Con esta familia, Santi también fue a la playa a recoger plásticos y celebró su cumpleaños el 24 de mayo. Sin conocerse de nada, le compraron una tarta y le dieron la sorpresa. Teo le ayudó a soplar las velas para que se cumpla su deseo: tener salud y tiempo para perseguir más sueños y poder seguir caminando.

Estando con ellos, Santi hizo un paréntesis en su ruta para viajar con sus amigos a ver la final de Champions de París el 28 de mayo, donde el Real Madrid venció 0-1 al Liverpool. Un viaje donde aprovechó para entregar a sus amigos la poca ropa que todavía tenía de invierno en el carro.

Yendo hacia allí, en el aeropuerto de Bruselas, vio a su amigo Liberto Navascués, hijo de Pablo, que iba a jugar un partido con los cadetes del Real Madrid. Y en la vuelta, lo que Santi se encontró en plena ciudad fue con un zorro callejero.

Al llegar a Atenas, Pambu fue al campo de refugiados donde todavía vive la familia de Eliot y Entelige, dos hermanos del Congo a los que conoció en su viaje anterior en bicicleta. Recordemos que Santi tuvo que vivir cinco meses como uno más de ellos cuando cerraron las fronteras de los países al inicio de la pandemia. Aquella experiencia le enseñó grandes valores, como a ser feliz con poco y comprobar que quien menos tiene es quien más da.

Eliot, el mayor de los hermanos, un chaval de su altura y que desconoce su edad exacta -calcula tener entre 15 y 17 años-, quiso hacer un trecho de la ruta a su lado. En chancletas, el adolescente acabó con agujetas caminando junto a Santi, durmiendo agotado en la tienda de campaña cuando acampaban junto a ermitas en parques. Por supuesto, colaboró en la recogida de residuos diaria para dejar el sitio donde dormían siempre mejor a como se lo encontraban. Y en el trayecto de cuatro días fue poco a poco sonriendo más y logró aprender un poco de español. De hecho, pidió a Santi ir con él hasta Qatar y prometió que cuando pueda viajar a otro país será una persona buena que se ganará la vida honradamente. En la playa, después de comer en el restaurante de un chiringuito, aprovecharon para darse un baño y Santi le enseñó a nadar como había hecho también con su hermano pequeño en el río más próximo al campo de refugiados un par de años antes. Después de dos horas probando con las gafas de buceo, Eliot ya sabía flotar y había perdido el miedo a sumergirse el cuerpo entero.

 

Después de dormir en un edificio en construcción con vistas a la playa, cogieron un autobús para regresar a la capital, donde está su 'hogar' temporal pues el hermano pequeño ya echaba de menos al mayor (además quería intentar irse de 'acampada' con ellos). Santi se fue a comer y de compras con los dos, diferenciados por la altura, pues Entelige, con 13 años aproximadamente, es un poco más bajo. Antes de los conmovedores abrazos de despedida hubo intercambio de regalos: "Sanchago" -que es como ellos pronuncian su nombre- recibió un Rosario y una camiseta del Congo y los hermanos unas zapatillas deportivas nuevas para que puedan andar mejor que con las chancletas.

Luego volvió solo hasta el lugar donde avanzó con Eliot para seguir su rumbo hacia el norte del país, sin volver atrás, pero con todos ellos en el pensamiento y el corazón. Y además con una muy buena noticia, pues días antes sumó otro importante apoyo a su aventura. Miguel Sanz, de OVB ALLFINANZ, una empresa de asesoramiento financiero también va a ayudar económicamente al alcalaíno en su ruta y sus acciones solidarias.

Albania, un país bonito y generoso

 

 

2022 05 24

 

Bajando por la costa albanesa,con muchas ganas de acampar en este país, conocer sus costumbres, cultura y lo más importante a las personas, si se descuida, Santi casi no abre ni la tienda de campaña. La carretera que conduce hacia el lago Butrint en su unión con el mar Jónico, y que se cruza con una barcaza bastante económica, le suponía un atajo de dos días en comparación con el recorrido por las montañas y sus desniveles.

Tras la grata experiencia en el hotel de Tirana, tuvo más igual de buenas y asombrosas. Caminando por Saranda y recogiendo residuos de la cuneta escuchó a un hombre decir: “España” dos veces. Al girarse le vio gesticulando y que paraba su coche para hablar con él. Quería llevarle o que le siguiera hasta su hotel. Cuando Santi llegó andando hasta el cruce donde estaba, la plantilla del Genti ya le estaba esperando con las llaves de su habitación. Después de la ducha y entrar al restaurante, un hombre le invitó a una cerveza típica y cuando terminó de comer un chico le dio las llaves de su moto para que conociera esa tarde la localidad.

Después de darse un baño en una de las playas, mientras recogía más plásticos y basura que había delante de todos los que estaban allí, una mujer que vivía en la calle mandó a sus hijos más pequeños, descalzos, a pedirle una moneda. Santi les dijo que no les daría una moneda, que les daría un billete a cambio de que llenaran otra bolsa de los plásticos que se encuentren en la playa como hizo él justo un momento antes.

Estando en el hotel también recibió la llamada de un criador de perros que le sigue por Instagram dispuesto a ayudarle económicamente con la venta de un perro que le iba a llamar como él, Pambu, y lo que recaudara se lo mandaría para hospedarse en hostel a lo largo de su viaje.

El hotel Livia Butrint está situado entre montañas, en un parque nacional con restos arqueológicos muy importantes de la antigua ciudad romana de Butrinto. Cerca tiene islas griegas a las que se puede llegar en barca y es un sitio perfecto para pasar unos días. ¿Cómo llegó Santi a ese hotel?

Caminando por la carretera con su bolsa de residuos como hacía de costumbre y en alguna ocasión parando para adentrarse en la cuneta. Entonces paró un coche para preguntarle qué estaba  haciendo. Al contarle que iba caminando desde Madrid hasta Qatar y a lo largo del camino suele ir recogiendo todos los plásticos que ve, Alex le pidió por favor que pasase por su hotel, donde le esperaban para ofrecerle una ducha y un plato de comida, donde terminó pasando dos maravillosos días como si de un sueño se tratara.

Después de comer y lavar su ropa en la ducha para no molestar, Santi fue con Ramis un pescador amigo de los dueños del hotel, a conocer la zona: un castillo, una fortaleza con antiguos búnkers... En el pequeño embarcadero de madera junto al castillo había más botellas flotando en la orilla del mar que los dos retiraron. Santi se sintió en ese hotel como en familia, charlando, viendo la tele y haciendo bromas. Para dejar un pequeño recuerdo, terminaron plantando dos árboles en honor a sus grandes amigos Pablo Navascués y Dani Martín, de quienes vieron imágenes boxeando y cantando. Tras los abrazos de despedida, un chico le regaló un trozo de piel de serpiente como regalo, ya que es un amuleto que da suerte.

Desde allí Santi siguió por la carretera hasta llegar a una casa en obras muy cerca de la frontera con Grecia. Junto a las escaleras de ladrillo estaba sentado un pastor que paseaba a sus ovejas y se puso a hablar con él como si le entendiera, riendo y pasando un buen momento. Él hombre también le hizo gestos para invitarle a su casa en el pueblo, pero esa noche Santi prefirió ducharse con dos litros de agua de la botella, ir a una gasolinera cercana a conectarse al wifi y dormir por última vez en Albania en su tienda dentro de la caseta. Estaba feliz por su paso por un país poco conocido, poco mediático, pero donde no hubo un momento en el que no levantara la mano y no le ofrecieran algo.

Cruzando en barco el Adriático hasta llegar al Albanés Hotel Agsel

 

 

2022 05 18

Tras dejar la casa de la familia de Tomasso, al final de la siguiente etapa Santi hizo noche en el piso de otro ingeniero que le dejó las llaves pues ya le conocía de su anterior viaje en bicicleta. La cuenta atrás para dejar Italia ya había comenzado. Después de desayunar tuvo una jornada muy dura, caminando bajo la lluvia, donde no sabía si acampar debajo de un puente o en un parque cercano, donde encontró una caseta destartalada y rodeada de otras que a veces frecuentaban drogodependientes y tuvo la oportunidad de cruzarse con alguno y decirle que dormiría allí cerca, que no le molestaran. Consiguió meterse en una nave abandonada y cerrarla con la cadena que usa para atar el carro cuando entra en los supermercados para comprar comida.

En la siguiente etapa batió el récord de distancia andando, 38 kilómetros con un carro con 50 kilos de peso y otra vez roto, sumando el esfuerzo de la diaria recogida de residuos. La recompensa fue que en la ciudad costera de Rímini le acogió un matrimonio, Adele y Luigui. Él es un cardiólogo aficionado a viajar y hacer fotos que le ayudó a arreglar el carro y le invitó a hacer turismo por la ciudad donde vive desde que nació y que ese día celebraba la fiesta de los Apenini. Por la tarde fueron a San Marino, el pequeño país donde nació ella, una tierra de libertad. Charlando le cuentan que quieren conocer Marruecos, y sin pensarlo Santi llamó a una familia que conoce en Agadir y les proporcionó el contacto de ellos, que ya les esperan para cuando lleguen tomar el té y continuar con esta bonita cadena de favores que crea el alcalaíno.

Cuando dejó su casa, aunque querían que se quedara una semana entera, Santi fue en línea recta por la costa 70 kilómetros hasta llegar a Ancona, acampando en las playas y una de esas noches durmiendo en una colchoneta de playa, ya que se pinchó el colchón suyo de tanto uso, localidad donde supuestamente podría coger el barco para cruzar el mar Adriático hasta Albania. Pasó por varias oficinas portuarias para contar su historia y que le dejaran subir al barco a cambio de trabajar con la tripulación mientras durase el viaje. Sin embargo, en varias de ellas rechazaron la opción y le dirigieron hacia Bari.

Maite, la madre de Álex a la que conoció en Mollerusa, estaba dispuesta a pagarle el billete por una señal de su hijo, pero Santi no quería lo fácil, prefería ganárselo él trabajando. De hecho, otra familia ucraniana a la que ayudó con algo de dinero se han ofrecido a devolvérselo, ahora que ya reciben ayudas en los países de acogida, y Santi tampoco ha querido, pues se lo dio de corazón.

La última noche en Italia la pasó en casa de Francesco, que le acogió cuando más bajo estaba de ánimos porque había perdido un barco que salía a las 22 horas. Pasaron tan buenos momentos que le ha prometido que se verán en Qatar. A la mañana siguiente Santi consiguió su objetivo: tras visitar varias oficinas portuarias le aceptaron trabajar en el barco a cambio del importe del ticket. Andando con un esguince y la piel quemada por el sol, en el trayecto vio una caseta en un descampado, se acercó y era un africano que le contó que era un viudo enamorado aún de su mujer y lamentaba no haber tenido hijos con ella. También charló con mayores que salen a hacer deporte para adelgazar y caminan con Santiago como si se conocieran de toda la vida. El trabajo de Santi comenzó cinco horas antes del embarque para ir acomodando a los pasajeros y la recompensa fue viajar gratis y en un camarote de 4 literas que compartió con un hombre uruguayo que conoció el mismo día. Además, uno de sus compañeros de trabajo es un conocido de cuando viajó a Turquía y Egipto. Todos eran árabes pero hablaban en italiano. Después de trabajar pudo sentarse en la cubierta junto a otros viajeros. Uno de ellos le animó a que visitara Tirana cuando llegasen a Albania, y aunque Santi hizo el esfuerzo de ir hasta allí, éste le dejó tirado. Por suerte, encontró el hotel Agsel, donde el recepcionista conocía su aventura.

 

El jefe del hotel cuando se enteró del viaje de Santi le invitó a comer, le lavó la ropa e incluso le ofreció un relajante spa, donde se sintió como si fuera un famoso, también le arregló el carro y le dijo que no estaban acostumbrados a ver algo así.

Por mediación de su amigo Tasó que le espera en Grecia, Santi contactó con Lucas, un albanés que se presentó a buscarle para tomar algo y enseñarle la ciudad. Una de las noches en Albania durmió en casa de un filipino y ha conocido a un ruso que se fue de su país porque no le gusta la guerra y al final terminaron los 3 cenando y hablando juntos.

La sorpresa del Real Madrid... y el tener que pedir en la calle

2022 05 09

Los amigos de Santi aprovecharon que estaba en Bolonia para guiarle hasta el aeropuerto y que cogiera un vuelo que le habían reservado en dirección a Manchester para ver con ellos el partido de ida de la semifinal de la Champions del 26 de abril, entre el Manchester City y el Real Madrid, con el resultado de 4-3. Allí volvió a ver a José Luis Morales, el ex jugador y directivo del club que ya había participado en su despedida de Paracuellos, y que invitó a la pandilla a la final de París si el Real Madrid lograba remontar en el Bernabéu el resultado adverso...

En Manchester, Santi se hospedó en casa de su amigo Edu, un actor, cantante y bailarín que actuó en el musical 'Hoy no me puedo levantar', el de tributo a Mecano. Este simpático imitador de la periodista Samantha y su programa '21 días' dejó a Pambu las llaves en su jardín y en su habitación una manzana y un libro: 'Un cuento perfecto' de Elisabet Benavent, una novela que explora el significado del éxito en la vida y reflexiona con ironía y humor acerca de las imposiciones sociales, la presión del grupo y la autoexigencia que, aunque cueste creerlo, no es sinónimo de felicidad. Además, al día siguiente del partido, Santi y Edu plantaron en el jardín de su casa inglesa 4 pinos antes de volver a volar para retomar su ruta andando hacia Qatar en el mismo punto de Italia donde la había dejado.

Mientras retornaba, Santi aprovechó para dar ánimos a su amiga Belén Esteban tras el accidente laboral que ha sufrido la vecina de Paracuellos y agradecer los mensajes de las personas que apoyan en redes esta aventura, como por ejemplo Rubén Shan, un influencer con amigos en común y cuyos seguidores también le han ayudado mucho. De hecho, hay ciudadanos de Irán a los que conoció en el viaje anterior que están ya difundiendo la historia para que le ayude su pueblo cuando llegue a su país de nuevo.

En Italia se le ha ocurrido una ingeniosa manera de pedir dinero cuando pase por concurridas plazas, ya que la ayuda que prestó en la frontera de Ucrania consumieron todos sus ahorros para el viaje, y le ha acarreado una deuda de casi 900 euros. La recaudación de su 'hombre invisible' dando gracias en numerosos idiomas y dispuesto a salir en selfies Santi la compartió con un vagabundo que había a escasos metros y lo necesitaba tanto como él para comer. Aquel día Santi también llevaba la camiseta puesta de su equipo, ya que el Real Madrid ganó al Espanyol 4-0 y se proclamó campeón de Liga matemáticamente, pero no lo pudo ver.

Otra parada obligatoria fue una clínica de Podoactiva de Bolonia, la compañía que le presta ayuda en sus viajes, para hacer otras plantillas que le aguanten en la segunda mitad del viaje por los países árabes, gracias al apoyo y confianza de Pablo Alfaro.

El primer domingo de mayo, Día de la Madre en España (en Italia es el segundo), Santi plantó junto a un monasterio una magnolia en homenaje a todas ellas, las que están, estuvieron y serán, planta que regará la mujer que cuida a los gatos callejeros de la zona.

Y por fin llegó a la enorme casa de campo del pequeño Tomasso, un niño al que conoció cuando tenía 5 años y ahora ya tiene 8. Pudo cumplir la promesa que se hicieron en el viaje anterior, de que volverían a verse. Su hermana mayor Eleonora, que estudia español, hizo de traductora y el pequeño le volvió a prestar su habitación para dormir. Cuando él estaba en el cole, Santi aprovechó para salir a recoger más residuos por las inmediaciones como 'pago' por su estancia allí. Además fue a buscarle a la salida y Tomasso le premió con una chuchería y un enorme abrazo. Estaba feliz de poder volver a jugar al fútbol y al boxeo y además plantaron un árbol en el jardín, un manzano que cuidará el pequeño con ayuda de sus abuelos, para que cuando Santi 'vuelva' pueda comer sus manzanas (melas en italiano). Sus abuelos, que son los que cuidan del huerto y muchas tareas hogareñas, cuidaron a su huésped cómo a un familiar más y enseñaron a Santi el mejor camino a seguir por el mapa para evitar montañas.

 

Además se pudo reencontrar también con Bertone, un amigo de Andrea, el padre de Tomasso, que es aquel simpático motorista que en el viaje anterior le llevó en coche a conocer Venecia y días después viajó para entregarle en mano un dibujo que le había hecho Tomasso tras despedirse de su familia en octubre de 2019. Y lo más bonito es que este pequeñajo desde que conoció a Santi jamás ha tirado ni tirará nada al suelo.

Con esta gran familia es con quien vio por televisión el partido de vuelta de la Champions del Real Madrid vs Manchester City en el Bernabéu el 4 de abril, el de la histórica remontada al ganar 3-1, empatando la eliminatoria en el tiempo de descuento y logrando otro gol más al comienzo de la prórroga. Un triunfo que le dio fuerzas para seguir cruzando Italia en dirección a Rímini, en la costa adriática pero que le obliga a ajustar su agenda para poder hacer más adelante el paréntesis de su ruta y estar el 28 de mayo en la final de Paris con sus amigos.

De La Spezia a Bolonia y un nuevo patrocinador del Dundee United

 

2022 04 28

 

Santiago pasó días entrañables en el centro de acogida de La Spezia donde ya estuvo en 2019. Fue un momento súper especial ya que volvió a ver a algunos de los menores que conoció entonces y comprobó cómo han crecido, qué planes tienen... y también al hombre mayor que le hizo una bicicleta de alambre y ahora le ha regalado la silueta de un muñeco andando.

Una tarde jugaron un partido de fútbol en un parque cercano y comieron una hamburguesa con los chicos más grandes, entre ellos Ibrahím, un adolescente marroquí de 15 años con el que plantó un árbol que ahora él se encarga de regar para que crezca.

Por la noche compartió habitación con un grupo de africanos, y pudo ver cómo hacen el Ramadán, el mes de ayuno, oración, reflexión y comunidad de los musulmanes.​​​ Pambu cocinó una tarde la cena de un grupo de 15 personas y les regaló a los chavales los pin del escudo Real Madrid y la camiseta que le regaló su equipo de fútbol, el CD Valdeavero, con el lema: 'los gestos nos definen'.

Desde La Spezia, Santi se adentró en los Apeninos durante unas jornadas muy duras pero muy bonitas caminando por la naturaleza, con mucho desnivel, cambios de temperatura y alguna lluvia de imprevisto. Y al verle recoger litronas que no eran suyas en un túnel, le invitaron a pasar por un camping, Santa Ana, donde enseguida hizo amistad con las familias de las caravanas aledañas y el dueño le invitó a desayunar.

Al llegar a Bolonia primero estuvo con Ricardo, amigo de un amigo suyo tatuador de Roma que le ofreció su casa, le invitó a comer y fueron a ver un partido de fútbol. También pasó por un Decathlon a comprar una nueva cacerola, ya que la anterior se le había quemado, y una botella de camping gas. Y después fue a casa de Víctor, otro viejo conocido del viaje anterior. Este repartidor en bicicleta y su novia Ana emprenderán en breve su propia aventura inspirados en la de Santi, al igual que hizo Mario en España, el joven que acompañó con su bici a Pambu y su carro hasta la frontera con Francia, y que en su propio periplo dando la vuelta a nuestro país también ha pasado por la casa de Francho y su familia.

Santiago necesitó comprarse otro par de zapatillas nuevas, pues el segundo que ha usado se le rompió en menos de un mes. Con Víctor y Ana fue a dar una charla a un club social bohemio donde les esperaban más amigos y se les hizo de madrugada. Allí repartió más lapiceros de Sanse con semillas para celebrar el Día de la Tierra (22 de abril) y al día siguiente fueron en bici a comprar un olivo para plantarlo en el paraje natural donde estuvieron recogiendo residuos plásticos.

Mientras tanto, Santiago ha sumado un nuevo patrocinador a su travesía: Ricardo Cerdán, gerente de negocios internacionales del Dundee United, que ya le hospedó y le ayudó en Barcelona cuando iba hacia Arabia Saudí. Al directivo de este equipo de fútbol y Pambu les une su espíritu aventurero y solidario. Cerdán, que le ayudó a desplazar a una chica de Leópolis al comienzo de la invasión, ha hecho ya tres viajes a Ucrania en minibús lleno de suministros para ayudar a quienes buscan salir del país devastado por la guerra. Su último objetivo es adentrarse en Odessa para llevar a civiles hacia la frontera con Moldavia, que es la más cercana. Y también que los niños pronto puedan usar los campos de fútbol para jugar a este deporte y no como búnkeres.

Y cuando Santiago se proponía abandonar Bolonia, para dirigirse hacia el norte de Italia atravesando nuevos caminos que le lleven por la incertidumbre de lo desconocido, tras hacer noche en un misterioso edificio abandonado, lleno de escombros y cristales rotos, recibió una grata sorpresa de sus amigos...

Por 'Il giro della pace'                     2022 04 17 

 

La entrada de Santi en Italia se produjo justo cuando había una borrasca. Para buscar un buen sitio donde acampar tuvo que andar más kilómetros de los previstos. Pero no se crean que se libró de la lluvia, ya que días después otra tormenta le cogió en mitad del camino, y le empapó, sobre todo los pies, donde ya hace tiempo que le salieron ampollas de tanto andar sin apenas descanso.

Al llegar a su primera parada conoció a otro joven que también iba haciendo una larga ruta, aunque en su caso viajaba con su coche a modo de caravana desde Alemania en dirección a Lisboa, en Portugal.

La dueña de la Casa Vacanze i Sophylla, en Finale Ligure, localidad de la región de Liguria, se enteró de la historia de Pambu y le ofreció uno de sus aparta-hoteles para que se hospedara varios días si quería además de espacio en un garaje que había enfrente para que guardara su carro. La mujer estaba fascinada con el alcalaíno y lo que ella denominó como 'Il giro della pace', que significa el tour por la paz.

Allí Santi aprovechó para descansar y hacer un poco de turismo convencional visitando una playa o cala privada donde hay cuerdas para bajar hasta el nivel del mar y trepar por ellas para poder salir. También hizo una visita a la Basílica Colegiata de San Juan Bautista donde dejó algún donativo y al conocer su proyecto le regalaron un Rosario que ahora lleva colgado al cuello, como amuleto.

Yendo hacia Génova conoció a otro hombre que estaba acampado con su tienda en una playa. Se dirigía andando junto a su perro hasta Roma. Santi no dudó en montar su tienda junto a la de él y le preparó con cariño unas lentejas calentitas para que el hombre, que estaba hambriento, comiera. "Estar despeinado o sucio no significa ser una mala persona", dijo Santi en su Instagram. De hecho, también encontró en su ruta a otro muchacho cubano, Gabriel, que quiere ser cantante y pide dinero para comer, pues él no quiere robar aunque lo esté pasando mal en la calle.

Y al llegar por fin a Génova se hospedó en casa de un viejo conocido: Umberto, un joven al que conoce desde 2019, cuando iba con su bici a Arabia Saudí. Es como si el destino hubiera unido al complutense con este otro italiano bromista y casi funambulista, un repartidor en bicicleta capaz de hacer espectaculares equilibrios con ella y cargado con las cajas, ganador de varios concursos sobre ello en su región. Además fueron a casa de amigos para cenar una noche, entre ellos otro gran ciclista como Lucas Vega, un rider de BMX argentino, capaz de hacer otras acrobacias en la pista de pump track.

Mientras tanto, varios amigos de Santi fueron a llevarle otra gorra blanca como la que había perdido, gracias a Raúl, y a dejarle más ropa de verano, para traerse ya la suya de invierno. Entre los siguientes planes de Santi está el ponerse a trabajar allí para conseguir recursos, ya que gastó los que tenía cuando estuvo en la frontera de Ucrania ayudando a los refugiados, visitar un orfanato en La Spezia, donde también estuvo en su aventura anterior, e ir rumbo a Bolonia.

Cruzando Francia y Mónaco                                              2022 04 06

Después de 18 días en la frontera de Polonia y Ucrania como voluntario, hospedado en un hotel y en casa de un polaco amigo de su amigo Pablo Navascúes, Santi volvió a su ruta en largos y agotadores viajes en coche y autobús. Hizo más de 11.000 kilómetros y se cruzó seis fronteras para seguir su ruta andando. Estos últimos días fueron muy especiales junto a Ramón Francho, otro nuevo amigo que le abrió las puertas de su casa, le regaló un reloj por si lo tiene que utilizar como moneda de cambio y además le ha prometido acudir a Qatar con otro amigo más para recibirle cuando llegue a ver el Mundial.

Al llegar a Marsella, Pambu fue a la casa de un chico tunecino donde había dejado su carro con sus pertenencias para recogerlas y continuar. Y a las afueras de esa ciudad visitó también a la familia de un curioso detective privado que le enseñó que nunca hay que prejuzgar por las apariencias, donde disfrutaron de una barbacoa en familia. A pesar de esos buenos ratos, Santi no olvida a las familias ucranianas y se interesa por saber cómo han sido sus reencuentros con las familias españolas o europeas que les han acogido. De hecho, sigue despertándose a las cinco de la mañana, como cuando estaba allí ayudando a desplazar a gente.

Desde Marsella tuvo que dirigirse a Niza para dar una charla en un instituto. Antes de llegar ya tenía a varias familias que le querían hospedar, así que decidió repartir su tiempo con ellas. La primera casa a la que se dirigió era de una chica venezolana que se fue a escalar pero le dio las llaves de su hogar. Cuando regresó, en agradecimiento, Santi le regaló un lápiz de los donados por el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes para que lo saque punta y plante la semilla del árbol o planta, que en este caso era una manzanilla. Luego se hospedó en casa de una española, de Logroño, y su amiga, que iban a salir a celebrar los cumpleaños y le dejaron el moderno apartamento.

En el centro estuvo con niños de diversas nacionalidades, de Francia, pero también de Ucrania, Rusia, países de África..., que quisieron conocer todos los detalles posibles de su paso por la frontera de Ucrania ayudando a los refugiados. Y aunque hablan distintos idiomas, estuvo el doble de tiempo de lo previsto hablando con ellos con ayuda de los traductores.

A todo esto hay que destacar que Santi se dio cuenta que había perdido su gorra blanca de España, regalo de un amigo, y trató de buscarla sin éxito.  También se dio cuenta de que las zapatillas se le habían roto un poco, así que tuvo que comprar otras que le aguanten sus largas caminatas, y regaló el primer par de su viaje a un hombre de Marruecos que sabía hablar español y que tenía su mismo número de pie para que las termine de aprovechar.

Santi también se dio cuenta de lo caro que es Francia, donde 4 lonchas de jamón cuestan 7€... ¡Lo cierto es que los precios de España ya tampoco son como cuando él partió en enero! Así que ya tenía ganas de dirigirse hacia Italia, donde tiene muchos conocidos y amigos que le esperan. De hecho, allí se encontrará con la familia de una alcalaína de El Chorrillo que viven en Suiza y quieren ir a conocerle.

Después de Niza, siguió andando por la costa francesa acampando en la naturaleza, bellos paisajes costeros donde aprovechó para recoger más residuos. En una de esas acampadas, se le acercaron unos chicos adolescentes de 14 y 15 años, uno de ellos de Sri Lanka. No sabían hablar español, pero sí decir "¡Hala Madrid!".

Y tras un paso fugaz por Mónaco, con estampas también dignas de una postal, pasando por Montecarlo y por un túnel como 'atajo', por fin ha cruzado el paso fronterizo de Italia donde hizo etapas de cerca de 27 kilómetros para evitar las tormentas previstas en la zona.

Su intuición salvó a una familia

2022 03 24

 

Tras el duro invierno llegó la primavera.

Después de haber contactado con entre 250 y 300 personas para ayudarles, hasta quedarse por ello sin datos en el móvil, de no ser por la cobertura wifi de un hotel cercano que tuvo que buscar; tras haber dejado numeroso material recaudado, de haber colaborado colocando la ropa donada que dejan amontonadas como en un mercadillo para que los refugiados puedan probársela con dignidad y coger la que les valga, y,  sobre todo, de haber logrado sacar de forma legal de la frontera de Ucrania a más de 50 personas que tenían un destino seguro, y que ya están con familias de acogida en España, Francia y Alemania, Santiago vuelve a retomar su viaje andando hasta Qatar.

Casi un mes después del inicio de la guerra, las ONGs internacionales que operan en la frontera de Ucrania con Polonia ya están mejor organizadas, prestando más servicios para los desplazamientos de los miles de refugiados que llegan, y no se necesitan tantos voluntarios particulares como al principio. De esta manera se pretende evitar también que entre los voluntarios de buen corazón se cuele algún mafioso. Lo avisó ACNUR, que había que tener mucho cuidado con las mujeres y niños vulnerables que huían de la guerra (más de 3'5 millones ya) para que no cayeran en redes de trata y tráfico de personas, y Santiago lo ha vivido en primera persona. Pambu ha visto a niños andando solos con una maleta y un teléfono apuntado en la mano, aunque no pueden fiarse de nadie. Y además se ha enfrentado a un mafioso que se hizo pasar por policía para secuestrar a una familia que había contactado con él. Una noche, cuando esperaba a las puertas de un hotel a la familia ucraniana de una amiga suya de Getafe para sacarlos de allí, vivieron un momento aterrador. Santi se percató de la presencia de un hombre con barba sospechoso merodeando el lugar y justo cuando él iba a recoger a la familia, el individuo se hizo pasar por 'policía' pero sin identificarse debidamente como tal para que Santi no se los pudiera llevar a los niños y su madre, y que se quedaran con ese falso policía. Tras un forcejeo para zafarse de ese individuo mentiroso, Santi pudo trasladar a la hermana y sobrinos de su amiga de Getafe a un lugar seguro donde pudieron seguir su viaje hacia España. La familia a la que intentaron secuestrar se dio cuenta de todo y huyeron de esa zona caliente, buscando un punto seguro donde hay coches 'escoba' y algunos convoy que ayudan en el traslado de esas personas. Cuando Santi paró a unos 200km de la frontera de Medyka en un hotel de carretera para descansar vieron a un grupo de policías de Cataluña que habían llevado un autobús lleno de material y pretendían volver con él lleno de familias. "Después de escuchar mi historia entre lágrimas y nervios, todos volcados en intentar ayudar, conseguimos hacer hueco a esta familia que a día de hoy ya están en un lugar seguro y recordamos entre alegría y miedo la anécdota que terminó bien".

Han sido jornadas muy duras tanto física como emocionalmente. Trabajando desde que amanecía y casi sin descanso, hasta que le vencía el sueño por la noche, para atender la mayor cantidad posible de las peticiones que le hacían, siempre de forma precavida, desarrollando la intuición, esa cualidad que quizá no enseñan en los institutos, pero que es muy importante tener al igual que la empatía para afrontar la vida.

Tras esta etapa cargada de lágrimas, Santi inició el 20 de marzo su viaje de regreso a su ruta con el deseo de que pronto se anuncie el fin de la guerra en Ucrania. "Seguiré guiándome por mi corazón, ahora en llamas y siempre con estas dos palabras como timón: mente y corazón".

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Santiago Sánchez Cogedor se ha hecho voluntario en la frontera de Ucrania

2022 03 14

Santiago Sánchez Cogedor, el alcalaíno que va andando hasta Qatar, tal y como contamos en su sección de Lux Moments, ha hecho un parón en su aventura para irse como voluntario a la frontera de Ucrania con Polonia para ayudar a los refugiados por un tiempo 'indefinido'.

Tras hacer una gran batida de limpieza en la playa de Marsella, en la que reunió a numerosos franceses con los que había contactado, y recoger una gran cantidad de residuos: latas, tubos, plásticos, neumáticos, un patinete eléctrico... Y asistir a una fiesta de cumpleaños muy bonita con esos nuevos 'amigos'... Pensó que no era justo seguir haciendo su camino tan feliz cuando 'cerca' hay millones de personas pasándolo tan mal.

Llamó a su amigo José Luis, el padre de familia de la familia de Mataró que lo acogió en casa, para plantearle que quería ser voluntario en la frontera de Ucrania. José Luis, que también había pensado lo mismo, no tardó en llegar hasta donde estaba Santiago para ir juntos a llevar material humanitario, trasladar a refugiados... que es como "tirar cubos de agua en un volcán muy difícil de apagar", compara el aventurero solidario.

Pambu ha dejado su carro en casa de un chico tunecino residente en Francia, contacto de un contacto, ejemplo de esa bonita cadena de favores que va tejiendo por el camino, y se ha llevado su mochila y sus pertenencias más queridas, entre ellas su Coco para que juegue con los peques, y el patuco de Manuela, su ahijada que nació en febrero.

Ambos, el marido de Montse y él, condujeron una furgoneta a turnos durante 25 horas para llegar a su nuevo destino a 3.000 kilómetros de distancia. Tras hacer noche en la frontera de Francia a la siguiente ya durmieron en un centro de desintoxicación de Polonia que los abrió las puertas, gracias al apoyo que les brindó su gran amigo Pablo Navascues desde España.

Ahora está viviendo días de locura recibiendo mensajes y haciendo llamadas, ayudado por traductor del móvil, con el objetivo de recoger familias que huyen de la guerra y repartir lo que necesitan (ya sean alimentos, mantas, medicinas, etc. ), pues son muchas, demasiadas, las que deambulan, las que les tocan el brazo (y el corazón) pidiendo ayuda. De hecho, llegaron al punto fronterizo de Medyka, entre Ucrania y Polonia, donde el ambiente es desolador, lleno de personas con miradas vacías por el horror vivido en la huida.

Santiago sigue poniendo su mejor sonrisa en sus redes y para entretener a los niños y las familias que emigran para ponerse a salvo, pero reconoce que ha perdido la noción del tiempo, del hambre o del sueño, que se guarda las lágrimas, el cansancio y dolor de cabeza para sus adentros.

José Luis solo ha podido estar cinco días, hasta el sábado 12 de marzo, pero Santi se queda más tiempo, porque para apagar este "fuego hacen falta muchos cubos de agua y yo quiero echar unos poquitos más", nos dice metáforicamente quien se siente reconfortado cuando oye decir un 'Dobroye utro' ('Buenos días' en ucraniano), no porque sea verdad, los días siguen siendo malos, de hecho ya se está bombardeando cerca de esta frontera, pero sí por agradecimiento de quien tiene que volver a empezar.

Muy importante, Santiago pide donativos en su Instagram para seguir ayudando.

 

Voy a dejar mi número de cuenta:

ES08 2100 4602 4013 0006 2200

En homenaje al Día de la Vida Silvestre

2022 03 05

 

Al despedirse de su amigo afgano en Perpignan, Santiago se dirigió hacia Montpellier, una travesía que andando duró cerca de una semana. 

En estas etapas por el litoral francés Pambu tuvo más tiempo para reflexionar durante las largas y agotadoras caminatas por el día y las reconfortantes acampadas en la naturaleza para hacer noche. 

Una de esas jornadas se cruzó con una familia que invitó a comer al aventurero alcalaíno tras verle recoger los plásticos para limpiar el paraje, gesto que todavía sorprende hasta que conocen su historia. Otro día que hizo muy buen tiempo, Santi hizo vivac en la playa junto a un chiringuito con agua y luz, en el que durmió al raso en compañía de su famoso muñeco Coco, el superhéroe de Barrio Sésamo. Paso a paso llegó hasta la casa de una familia que le acogió con la alegría característica de los recibimientos en África, continente de la madre, pues el simpático hijo cantó y bailó para él. 

Tras esas vivencias familiares que dan energía a Santi, fue rumbo a Sète, una población y comuna francesa de la región de Occitania, ubicada en el distrito de Montpellier. Allí vivía una familia que conocía de su viaje anterior hasta Arabia Saudí en bici, y otras dos más que también le ofrecían hospedaje. Guiado por la popular app Workaway para encontrar anfitriones a cambio de trabajo, Santi llegó a una granja donde a cambio de trabajar unas horas cuidando de los animales (caballos, cabras, etc.) y otras faenas, pudo cenar y dormir en la finca, no sin antes compartir una cálida sauna con la familia, al más puro estilo sueco, donde el padre de familia le hizo pasar también por duchas de agua fría extraída del pozo a medianoche. "This is life", le decía el anfitrión, un ingeniero de una empresa cervecera que vivía con su mujer y su hija de 12 años en un barco en el canal. 

Tras caer rendido y descansar, al día siguiente Pambu siguió su ruta tirando del carro y conoció por la carretera a Mo, un chico de 19 años que viajaba en camioneta desde Alemania en dirección a España para conocer el sur de Europa. Su 'caravana' se convirtió en un nuevo hogar para Santi en un camping natural. Aprovechando que el 3 de marzo se celebraba el Día de la Vida Silvestre, fueron juntos a recoger residuos durante kilómetros y a comprar árboles para plantarlos. En la despedida, Santi le dió sus contactos para que los conozca y le ayuden igual que a él en sus vacaciones turísticas. 

Tras dejar atrás Montpellier, Pambu siguió su camino, recorriendo más de 30 kilómetros a pie algún día, para llegar a Marsella, donde tiene previsto ver a seis familias. Por eso se le ocurrió quedar con todas ellas a la vez, para juntar a una treintena de personas y hacer el domingo 6 de marzo una batida de limpieza en la playa.

Reencuentros en la frontera con Francia

 

2022 02 25

Sus últimos días en España y los primeros en Francia han sido muy especiales para Santiago al reencontrarse con personas a las que conoció en su aventura anterior hasta Arabia Saudí. En Portbou estuvo con la familia de Adriá, un joven de 14 años que había conocido en 2019 cuando iba en bicicleta y le aconsejó a montar en un buen sitio la tienda de campaña. 

Tres años después, en el 2022, y tras haber mantenido contacto por Instagram, la familia de Adriá les prepararon dos camas para alojarles en su barraca o casa de labradores, ya que en ese momento Santi viajaba con Mario, el hombre al que inspiró vivir una experiencia similar a la suya y con el que ha compartido diez días de caminatas y limpiando la naturaleza, desde el faro de Calella hasta la frontera entre España-Francia en la que se despidieron. 

En su último fin de semana juntos, Adriá y sus huéspedes hicieron turismo por Portbou y recogieron más residuos plásticos en la playa hasta que el lunes Santi fue con él a su instituto en Llançá para contar su historia, su reto personal, ante los compañeros y profesores del chaval. Fue una charla emocionante donde el alumnado disfrutó de las anécdotas y vivencias del aventurero, donde hubo intercambio de abrazos y hasta de pulseras de buena suerte. Al día siguiente, muchas familias agradecían a Santi el haberse convertido en una especie de "héroe" para los adolescentes. 

Su siguiente destino ya fue en Francia. Acampó en la naturaleza con permiso de la policía gala, a la que también tuvo que explicar su gesta. Y llegó a Perpignan, la localidad que fue en tiempos de la Dictadura Franquista el destino de muchos españoles que para burlar la censura cruzaban la frontera para comprar discos o libros prohibidos en España y ver películas que eran imposibles de encontrar en los cines españoles por su contenido erótico. 

Allí Santiago se reencontró con un joven afgano al que conoció cuando huía de su país natal corriendo por las vías del tren en Grecia, al comienzo de la pandemia. Santi le dio entonces algo de dinero que llevaba, su número de teléfono e Instagram. 

Tiempo después aquel migrante se puso en contacto con él para darle las gracias y anunciarle que buscaba asilo político en Francia, donde ha rehecho su vida trabajando en un restaurante de Perpignan, el cual ahora ha sido parada obligatoria para Pambu, un lugar donde ha recargado las 'pilas' para continuar su travesía en solitario por una Europa que vive momentos muy preocupantes tras la invasión rusa en Ucrania.

Caminando con Mario por la costa 

2022 02 21

 

Tras el bonito encuentro con Mario en Calella, la capital turística de la Costa del Maresme (provincia de Barcelona), los dos aventureros decidieron acampar con su bici y carro en la playa de este municipio, junto a un chiringuito que les resguardaba del viento por la noche. 

Santi cuenta como anécdota que el dueño al principio desconfió ante su presencia, pero antes de llamar a la policía, se acercó a hablar con ellos, y así pudo conocer su historia, ver los residuos que recogían para limpiar la zona y comprobar que eran buenas personas haciendo turismo, no con el ánimo de dañar u okupar propiedades ajenas. 

También recibieron la visita de Miguel y su hijo, una familia de Blanes que les invitó a conocer el fin de semana su localidad, el primer pueblo de la Costa Brava (provincia de Girona). 

Casualidad del destino, Angelito, el hijo de Montse y José Luis, la familia que también había acogido a Santi en Mataró, jugaba en Blanes un partido de fútbol ese mismo día, así que quedaron para ir juntos allí. Antes de salir en esa dirección, un vecino les invitó a todos a desayunar café para charlar con ellos. 

La familia de Miguel, su mujer Gema y su hijo Miguelito, les esperaban en su casa de Blanes con más amigos para comer una barbacoa y los típicos calçots, un almuerzo que fue muy especial. Después de conocerse un poco mejor, al día siguiente por la mañana hicieron una ruta de senderismo en la que recogieron más residuos del monte para concienciar del cuidado de la naturaleza, para que les dejemos un mundo igual o mejor que el encontrado a las futuras generaciones que lo habiten. En ese ambiente de total confianza, Miguel se desahogó contándole sus miedos y problemas al deportista alcalaíno. En la despedida, Miguel hizo un pacto: prometió a Santi que va a cuidar su salud. 

Su siguiente destino fue Playa de Aro, la localidad donde una pareja que vive en Girona, Miguel y Neus, tienen un apartamento libre que se lo pusieron a disposición de Santi y Mario, si querían hacer allí parada. Al confirmarles que iban para allá, Miguel se lo contó a su madre, que es vecina de este mismo municipio costero, y Fina tuvo el instinto maternal de proporcionarles la comida a los huéspedes. El primer día los dejó preparados bocadillos para que los comieran cuando llegasen andando al piso de su hijo y nuera, y al día siguiente acudió con una olla de cocido y una tortilla. Lo que iba a ser una estancia de una noche, terminaron siendo tres, pues Santi no perdió la oportunidad de ir al centro de intervención socioeducativa donde trabaja Neus en Girona, en el que prestan ayuda a menores de familias vulnerables de distintas nacionalidades. 

Después de esa bonita experiencia, Santi y Mario siguen caminando juntos hacia el norte. Tras hacer noche en su tienda de campaña en la playa de Ampuriabrava, en la comarca del Alto Ampurdán, llegaron a Llançá. En esta localidad a solo 14 kilómetros de la frontera con Francia, el Ayuntamiento les premió con el alojamiento y las comidas para un día entero a cambio de la bolsa de residuos recogida por el camino. 

Fue su última parada antes de llegar a Portbou. Aquí les ha acogido una familia que conoció en su viaje en bicicleta hacia Arabia Saudí. Desde que se le cruzaron en el camino con sus ovejas cuando estaba acampado allí en su hazaña anterior, Santi y el niño de la familia, que entonces tenía 12 años y ahora ya 14, han mantenido contacto a través de Instagram. El fin de semana lo están pasando viendo el pueblo y en la barraca o casa de labradores al lado del huerto que les ha acondicionado la madre, pues el lunes Santi y Mario irán al instituto del adolescente en la localidad por la que ya pasaron, Llançá.

Quitarse miedos y ponerse en los zapatos de otros   

2022 02 13

 

 

Tras dejar el apartamento de Bellvitge, se puso en contacto con Santiago un chico árabe que vive a las afueras de Barcelona y trabaja como encargado de DHL. Además de presentarle a sus amigos, el repartidor se ofreció para traer a casa de Santiago, en la ciudad complutense, algunas de las pertenencias que llevaba en el carro. 

Un mes después de iniciar la aventura, y superadas ya las etapas más frías, comenzaban a sobrar prendas de abrigo para aligerar el peso que debe empujar a la par que camina. 

Tras este agradable encuentro, Santiago se dirigió a casa de una familia de Mataró cuyos padres son también dos aventureros. La madre, Montse, se había puesto en contacto hace tiempo con él para ofrecerle alojamiento donde poder descansar y lavar la ropa. Su estancia con ellos fue muy reconfortante. 

Montse ha sido una de las participantes del Sáhara Marathon, una carrera deportiva de 42 kilómetros con un carácter solidario, con el fin de sensibilizar a la comunidad internacional sobre la situación social y política del pueblo saharaui. La experiencia durante una semana fuera de casa y que compartió con una amiga le ayudó a superar algunos de sus temores a estar o salir sola. Sin embargo, sintió que su vida se tambaleó cuando su marido, Luis, sufrió una trombosis, la misma causa que arrebató la vida pocos meses antes a la hermana de él. Afortunadamente, Luis, gran aficionado al ciclismo, superó este revés y ya estaba recuperado en casa, junto a su mujer y sus tres hijos, cuando llegó a su hogar Pambu. 

Santi pasó momentos entrañables hablando y sentado en la mesa del matrimonio y sus hijos: Luis, de 16 años, África, la hija mediana, y Ángel, de 10 años, que jugó al fútbol uno de esos días que duró la visita y le dedicó un gol a su invitado, además de practicar boxeo juntos con el pijama puesto. 

Otra mañana que tenían tiempo, Santi salió a pasear con Montse y se les unió en el camino Miguel, un joven que recorrió los 80 km de distancia que les separaban, un viaje de una hora en moto, para ir a conocer a Santi. En el paseo por las playas de Mataró, hasta subir al mirador por una cuesta, fueron recogiendo residuos y bromeando con Montse si se atrevía a quedarse sola en lo alto de la montaña donde estaba el mirador. Después de disfrutar de las vistas del paisaje, Santi pasó más tiempo con Miguel y terminaron fundiéndose en un abrazo de despedida o mejor dicho, de 'hasta la próxima vez'. 

Al día siguiente por la mañana Santi recogió más residuos por la zona del puerto ante la atenta mirada de otros chicos a los que les sorprendió su labor y con los que también compartió momentos bonitos. 

Aunque el más especial de todos fue cuando acompañó a la familia a una escuela de talleres de inteligencia emocional para padres, una experiencia muy emotiva donde niños y progenitores se colocaron en el suelo, para 'ponerse en los zapatos' de Santi cuando duerme así en su tienda de campaña, y escuchar su historia y consejos.

Yendo hacia allí, Santi se percató de que había en un balcón una bandera de España y del Real Madrid, así que se pasaron a tomar algo después, pues era la peña madridista Lluro de Mataró, fundada en 1982. Lluro es el nombre de la ciudad romana sobre la que se erigió el centro histórico de la actual Mataró. El presidente de la peña, el extremeño Eusebio Salguero, también trasladó su apoyo a Santi para continuar andando hasta Qatar. 

Y ya esperaba con ilusión el encuentro con Mario, otro chico que motivado hace tiempo por la iniciativa de Pambu cuando fue hasta Arabia Saudí, ha emprendido su propio viaje en bici con alforjas, una ruta en la que por supuesto ha querido ver a Santi para explicarle cómo ha ayudado a cambiar el rumbo de su vida. Para 'festejarlo' como se merece, y que ambos repongan energías antes de seguir con sus respectivas travesías, Montse les preparó una sabrosa tortilla, frutos secos y plátanos, todo un ejemplo de lo saludable que es la dieta mediterránea.

La generosidad de Cataluña 

2022 02 07

 

La experiencia en casa de Meritxell, su novio Óscar y el hijo de éste, de diez años, Dídac, en el municipio de Riudoms, fue muy especial para Santi. Meritxell es una gran mujer, superviviente de cáncer de mama, y quien le aconsejó que, antes de llegar a la suya, pasara por la casa de Carme, Ricardo y los hijos de ambos, Pol y Ricard, en Pradell de la Teixeita. 

Óscar habló con la directora del cole de Dídac, y Santi estuvo en ese centro escolar dando otra de sus conferencias, para que el alumnado sepa que se puede vivir con poco y se conciencie con el cuidado del medio ambiente. Dídac también participó en la entrega de residuos al alcalde de Riudoms, Sergi Pedret, una gran bolsa de residuos recogida de camino a su pueblo, que fue cambiada por comida y pasaron un buen momento. Otros familiares de Meritxell también conocieron y compartieron momentos con Santi, como el primo que les hizo una tortilla de patata, y el padre... Además, Santi compró tres olivos para que los planten Dídac en la masía de su abuelo, su colegio y la generosa y simpática familia de Pradell de la Teixeita. 

Tras los abrazos y cartas de despedida, Pambu siguió su ruta hacia la costa, donde ya las temperaturas son más agradables. 

Tras pasar una noche en casa de otro chico que vivía solo con su perro, otra de las experiencias que más le ha marcado fue conocer a Gerard e ir a su gimnasio, poder dar una clase y entrenar allí con los chavales como si le conocieran de toda la vida. Santi aprovechó para "guantear" con chicos que están empezando en el boxeo y compartieron muchas opiniones. Gerard es de la quinta de Pambu, e hicieron muy buena química en cuanto a gustos deportivos y musicales de los años 80.

En el trayecto de casa de Gerard al gimnasio fueron poniendo canciones que les recordaba su juventud y fueron todo el camino cantando y bailando. Al final de su estancia, Gerard lo animó para que siga esta experiencia a pesar de los momentos duros que viva, y con lágrimas en los ojos se despidió de él dejándole una carta sorpresa en el bolsillo. Entre medias Santi se llevó una sorpresa al ver algo de dinero,no se lo podía creer y al llamar para preguntarle, Gerard le dijo que lo había hecho con el corazón y que le gustaba tanto lo que estaba haciendo que era un pequeño apoyo para este sueño tan bonito de caminar e iluminar a todas las personas que se cruzarán en su camino. 

Tras otra caminata, a las afueras de Barcelona un chico que le sigue en redes y su padre le abrieron las puertas del apartamento de su abuela, frente al hospital de Bellvitge. Le hicieron compra, le dieron sábanas y otra pequeña aportación económica para que estuviera como en su casa. De hecho prestar este piso es una iniciativa que quieren llevar a cabo con familiares de los ingresados que necesiten descansar. 

Y no son las únicas personas con buen corazón que ha encontrado. Pues un chico fisioterapeuta de Barcelona le fue a buscar con su moto para regalarle un masaje. 

Además Santi quedó con un amigo de Barcelona, y fueron en el metro a un gimnasio de Barcelona donde ya estuvo en el viaje anterior cuando iba en bicicleta, y que le ha invitado para que acuda el sábado a entrenar y le proporcionará barritas y alimentos energéticos. 

Ese mismo día, le llamó un chico muy espiritual de Vilanova y la Geltrú que quería darle un abrazo al saber que estaba tan cerca. Y Pambu se lo presentó a su madre por videollamada, momentos únicos del viaje que solo los conoce el que los vive. 

También contactó con otro hombre, jugador del Unió Esportiva Canovelles, que le regaló unas botas nuevas de fútbol y le llevó a jugar un partido, el cual por cierto ganaron 4-3. Además comieron junto a su familia cerca del río, y con otro chico, David, que se acercó a ese restaurante para conocerlo en persona. A pesar de no conocerse anteriormente hubo un ambiente entrañable entre todos. El cocinero que preparó la carne a la barbacoa era un colombiano cuya ciudad natal también conocía Santi de viajes anteriores.

 

Tras despedirse del padre y su hijo que le cedieron el apartamento, y que le ha hecho un dibujo de recuerdo, 

Pambu ya se dirigía a conocer a otra familia que le ha invitado a una calçotada, comida típica de Cataluña que consiste en asar unas cebolletas y pelada mojarla en la salsa la salvitxada.

Además tiene actos pendientes que celebrar con patrocinadores como Tannus e incluso le quieren seguir con un dron...

Santiago Good' fue sorprendido varias veces entre Teruel y Cataluña

2022 02 01

 

Santiago decidió ir en dirección Andorra (Teruel), un bonito pueblo minero al que llegó después de hacer noche en una ermita. Allí le esperaba una grata sorpresa, pues un amigo suyo le había pedido la ubicación y se presentó en el camino llamándole a voces: ¡Santiago Good'! (apodo que le pusieron en el campamento de Nea Kavala en su aventura anterior a Arabia Saudí) para comprobar cómo es la experiencia 'por un día' y cómo estaba Pambu, tras las gélidas noches pasadas, a veces bajo techo y otras en su tienda de campaña. 

Ambos llegaron cargados con varias bolsas llenas de residuos al pueblo, donde el alcalde, Antonio Amador, los invitó a comer a los cuatro (con la mujer e hija de su amigo Meloni, que también los esperaron en el pueblo) en agradecimiento por haber recogido la basura y para que visitaran el municipio. 

Al día siguiente, Raúl, un joven de Andorra, le llevó a Pambu a conocer el museo minero, donde Bartolo, un hombre de 70 años y voluntario, le enseñó gustosamente los detalles de la historia de las instalaciones y una profesión que dio mucho trabajo al pueblo. 

El siguiente destino fue Alcañiz, famoso por su famoso circuito MotorLand Aragón y el Rally de Tierra, donde Santiago se hospedó en casa de la pareja formada por Sebas y Natalia, que le presentaron a más amigos. Con ellos plantó un árbol comprado con los fondos que le proporciona Formato Verde y además fue a dar una charla a un colegio, cuyo alumnado ya le seguía por el Instagram de sus padres y le escribieron muchas cartas de apoyo. 

Y cuando Santiago iba por Calaceite, uno de los pueblos turolenses más bonitos, se encontró otra sorpresa: una familia de Mollerussa (en Lleida) que le siguen en su Instagram le recogieron para que estuviera en su casa dos días, en los que Santi también fue al colegio de la pequeña a dar otra charla en el patio y dejarles lapiceros de los que lleva. La niña a cambio le prestó su habitación para dormir (e incluso le dejó jugar con sus muñecos, jeje...). 

Allí también conoció a Mayte, que perdió a su hijo Alex en un accidente, y a Pilar, con las que habló de cómo hay que seguir viviendo con el recuerdo de nuestros seres queridos y aprovechando las cosas buenas de nuestra vida... 

Tras este paréntesis, Santiago volvió a su ruta, por donde la había dejado, para seguir andando hacia Pradell de la Teixeta, en Tarragona, donde hizo noche en casa de una familia muy generosa y con mucho sentido del humor. Le lavaron la ropa, le dieron de comer y abundantes frutos secos, le han llevado a ver una masía con burros, e incluso le han regalado 50 euros "para que los cambie de manos y se lo de a quien los necesite por el camino", en agradecimiento a los buenos valores que transmitió Pambu a los hijos de la familia, Ricard y Pol. 

Y adentrándose por nuevos caminos y recogiendo más bolsas de basura, Santiago ha llegado ya a casa de Meritxell y su hijo Dídac, otra de las familias catalanas que le siguen en redes sociales dispuesta a ayudarle a realizar su azaña y compartir su tiempo con él.

A grados bajo cero por la 'Siberia española'

2022 01 25

 

Con el bonito recuerdo de Torija, donde le dieron un plato de comida a cambio de los residuos recogidos en el camino, y las jornadas vividas junto a un chico de 15 años, recogiendo más basuras... Santiago se adentró en la conocida como 'Siberia española',  una de las zonas más frías de la España despoblada. 

En un principio quería ir hacia Zaragoza siguiendo una ruta parecida a la que hizo en bicicleta con opción de ir a la asociación Santa y Real Hermandad de Nuestra Señora del Refugio y Piedad de Zaragoza que desarrolla diversas obras sociales. Pero al decirle el director que había complicaciones por los contagios de Covid, Santiago decidió improvisar y meterse por la 'España despoblada'. 

La experiencia pone los pelos de punta. 

Un día antes de llegar a Molina de Aragón hizo noche en la tienda de campaña a -6°C. Cuando entró en Molina, ese día el pueblo guadalajareño fue noticia por tener las temperaturas más bajas de España (-10,2°C) pero le hospedó en su casa Carmen, que contactó con más amigas como María, que le invitó a cenar, y Maiba, vecina de La Yunta. La madre del pequeño Leo le contó el proyecto de este otro pueblo para repoblarse de familias jóvenes y que la escuela tenga alumnado suficiente. Y Santiago contactó con una pareja de amigos artesanos a los que conoció en un viaje a Sudamérica, ella colombiana y él argentino, interesados en una propuesta de este tipo para hacer su vida. 

Luego la alcaldesa le puso en contacto  con Bello, otro municipio vecino pero ya en la provincia de Teruel, cuyo alcalde le pagó la cena y le alojó en un apartamento. En todos estos municipios Santiago ha colaborado recogiendo residuos para agradecerles la hospitalidad. 

Desde Bello fue a Calamocha, donde Sonia, la concejala de Medio Ambiente, Patrimonio y Nuevas Tecnologías recibió a Santiago, le lavó la ropa en su casa y le recomendó un fisioterapeuta, pues el cansancio ya se nota en las piernas... Y además le proporcionaron una habitación de hotel. Santiago en agradecimiento fue a dar una charla a un centro educativo. Tanto allí, como a Carmen y a Maiba les ha dejado lapiceros de los que les proporcionó San Sebastián de los Reyes, que llevan semillas para plantar. 

También estuvo viendo la exposición del fotógrafo madrileño Pepe Guinea, que podrá visitarse en la sala de exposiciones José Lapayese de Calamocha hasta el 16 de febrero. La muestra fue la ganadora de la beca DKV del Seminario de Fotografía y Periodismo Albarracín 2019 y es muy especial porque muestra el tratamiento médico que atravesó este joven para superar un tumor cerebral.

Y este viernes Santiago fue invitado por el Ayuntamiento a comer en el restaurante Carlos Arguiñano donde ha seguido haciendo amistades antes de dirigirse hacia Alcañiz. "Tengo a varias personas que me ofrecen hospedaje, pero como hay mucha distancia también haré alguna noche en la montaña", informa Santiago.

Primeras etapas de andanzas y ya tres árboles plantados

2022 01 14

 

Por un lugar de la Alcarria ya va andando Santiago Sánchez Cogedor, camino de Qatar, atravesando campo a través pese al frío invernal, con grados bajo cero en cuanto cae la noche, y dejando esa semilla de amor por la naturaleza que desprende el deportista... 

Antes de partir, Pambu quiso plantar una encina con sus compañeros del CD Valdeavero junto al terreno de juego de su estadio para que vaya creciendo a la espera de que vuelva y se hagan una fotografía en la que nos mostrarán el crecimiento del árbol durante casi un año, tiempo que va a durar su travesía. 

Después llegó la despedida definitiva, durante el partido de fútbol que disputaron con el equipo de aficionados de Daganzo en esta localidad el domingo 9 de enero por la tarde. 

En sus primeras etapas Santiago ha seguido recogiendo residuos, unas veces solo y otras acompañado por personas que se han cruzado en su camino por Guadalajara, y a las que asombra su valiente decisión. 

Al llegar al municipio de Marchamalo, acudió al CEIP Cristo de la Esperanza, donde plantó otro árbol en su patio tras charlar con los escolares. Este acto fue posible gracias a una de las patrocinadoras de su azaña, el centro de gestión de residuos Regusa, con el fin de poner en valor la importancia del reciclaje y el cuidado del medio ambiente. 

Además realizó otra etapa acompañado de un 'escudero', un adolescente que ha querido seguir sus pasos durante un tramo y con el que ha plantado otro olivo en unos terrenos próximos a Trijueque. 

"Estoy muy bien, viviendo cosas muy bonitas", nos dice quien ya es uno de los tres aventureros más conocidos de España en estos momentos. 

Los otros dos son Álex Pella, pues junto a Romain Pilliard, emprendió el 4 de enero la vuelta al mundo a vela hacia el Oeste, rememorando 500 años después la epopeya de Magallanes y Elcano. "La travesía a bordo de vuestro trimarán recuperado ya ilusiona por su vocación sostenible", indicaba la Casa Real en su mensaje de ánimo. Y Jesús Calleja, quien ha hecho de sus aventuras todo 'un planeta televisivo' con el equipo que lo acompaña, y que también acaba de competir en el Rally de Dakar, donde ha tenido menos éxito.

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Santiago se emocionó con el apoyo de sus amigos para tirar del carro  

Por miriam Vega Rodríguez Fotos Belén Díaz    2022 01 08

 

El camino de Santiago a Qatar es ya casi tan famoso como el de la peregrinación que termina en la ciudad gallega. Este 7 de enero ha sido la emotiva despedida de sus más fieles amigos y seguidores en el Centro Cultural de Paracuellos de Jarama, incluidos los más populares como el periodista Nico Abad, presentador de la gala, la empresaria Belén Esteban y su marido Miguel, los boxeadores Sergio Maravillas Martínez, Pablo Huracán Navascues y el ex jugador del Real Madrid, José Luis Morales. 

"Nunca se había reunido tanta gente con ganas de que se vaya alguien", bromeó el maestro de ceremonias, el presentador deportivo que le hizo una especie de entrevista. 

Antes se proyectó un video de su expedición anterior a Arabia Saudí, con melodía de Dani Martín. 

Santiago comienza su nueva aventura con el corazón por delante y con las manos dispuestas a trabajar. "Hay que ver el vaso medio lleno, apretar los puños y tirar para delante", dijo el aventurero cuando dio las gracias a sus invitados "por vuestro tiempo y confiar en mi. Me han llamado tantas veces loco, que me lo empiezo creer. Loco es quien no persigue sus sueños. Qatar es la excusa y lo bonito es el camino. Hago esto para inspirar a las personas. Nos han acelerado la vida, con el whatsapp, y de vez en cuando hay que parar y respirar", fueron algunas de sus frases. 

Pambu contó que hará una media de 16 kilómetros al día, en los que va a necesitar mucho apoyo moral y de sus patrocinadores. Su carro prefabricado de trekking "tiene ruedas que no pinchan", desveló. Dentro había regalos sorpresa para sus amigos: a Coque, que en febrero será padre, le dejó uno de los patucos que Pambu va a regalar a su ahijada, y el otro viajará con él hasta Qatar. "Se llamará Manuela como un amigo suyo que falleció".

A una de sus patrocinadoras del sector de la estética, que también ha perdido un ser querido recientemente, le dio la sorpresa de que su novio le pidió matrimonio. 

Y a Patricia, la concejala de Medio Ambiente de San Sebastián de los Reyes, le regaló la pequeña cafetera que llevó en su viaje anterior. Este municipio le proporcionará semillas para que las plante con los niños. 

Santiago, que no busca fama ni medallas, sino que lo hace porque confía en la experiencia, tuvo palabras de afecto para otros invitados, desde un chico de Colombia que también está viajando por el mundo y ese día comió en su casa con su familia, a la mujer de Santander que se tatuó su apodo, otra familia de Valencia... "Hay que vivir el presente, que la misma palabra lo dice, es un regalo". 

Su amigo Sergio 'Maravilla' Martínez que boxea el 27 de enero en el Wizink Center de Madrid a las 19 h, subió al escenario para destacar que Santiago "nos está dando clases de vida, y nunca he conocido un corazón tan generoso como el de él". 

También subieron los queridos hermanos gemelos Benito e Hilario, que bromearon con su propia discapacidad. Aficionados al boxeo, el rugby y el fútbol, uno de ellos es el utillero en el CD Valdeavero. Ambos tuvieron palabras de cariño para Meloni, "el de los 20 hermanos" e Ita, y por supuesto para Pambu, que es como su Sergio Ramos. E hicieron una imitación de Torrente, la Duquesa de Alba y Pato Donald. 

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Luego subió José Luis Morales, ex jugador del Real Madrid, muy elegante con pajarita. "Con perdón, por que hay gente del Atlético de Madrid -indicó entre bromas señalando a Belén Esteban-, pero la solidaridad va mucho con el Real Madrid", dijo el ex deportista que está vinculado a las peñas del club blanco. Y le trasladó un mensaje de admiración de todos los madridistas, además de entregarle una bolsa llena de pin y llaveros para dárselo a la gente cuando le ayuden. También le prometió una camiseta firmada por todos cuando regrese. Y la sorpresa fue los mensajes en video que le han grabado Álvaro Arbeloa y Roberto Carlos para desearle suerte.

 

Otro de sus amigos, Miguel, recopiló en un video fotos de todos ellos al ritmo de las canciones de Tina Turner y Manuel Carrasco. "Gracias por demostrar que lo imposible sólo es un poco más difícil". Y en ese momento, Pambu se acongojó al ver la foto de quien ha sido como su segunda madre, que falleció justo cuando él llegó a Arabia Saudí a causa de un cáncer. 

Otros invitados fueron Juan, del restaurante Patagónico y su mujer, que trabaja en un centro de educación especial al que acudió a dar una de sus lecciones de vida. 

Su amigo Pablo Navascues, que es como un hermano, quiso agradecerle todo lo que hace. "No hay que buscar explicaciones a nada. La vida es sencilla y la complicamos nosotros". 

Y también dijo desde su butaca unas palabras Belén Esteban, que conoció a Santiago por Antonio, amigo de su marido. "Dentro de un año nos volveremos a ver. Adelante, tendrás todo nuestro apoyo", dijo la Esteban, empresaria también gastronómica. Pambu ya había dicho que gracias a ella y sus redes, una seguidora suya le proporcionó alojamiento y comida en Italia. 

Además, durante la gala se habló de su estancia en el campo de refugiados cuando fue a Arabia Saudí, donde una de las familias afganas "ha logrado por fin tener papeles". 

Tras los abrazos y últimos selfies, Santiago Sánchez Cogedor tenía que descansar, pues el sábado a las 10 horas tenía otro acto de despedida en el estadio de Matapiñoneras en San Sebastián de los Reyes, y tras ello quería ir andando ya hacia Daganzo de Arriba donde el domingo se juega un partido de fútbol entre el equipo local y el CD Valdeavero en el que juega Pambu.

La gran iniciativa del CD Valdeavero donde juega 'Pambu'

2022 01 03 

 

Igual que Santiago lleva grabado en su piel, y en su corazón, a muchas personas que le han ayudado y han sido claves en su vida; ahora es él quien deja huella en la piel y corazones de otras personas. 

En uno de sus viajes a Cantabria, Santiago aprovechó para llevar a la Cruz Roja de Torrelavega el último material recaudado hasta ahora entre sus amigos y compañeros del CD Valdeavero Aficionados, donde juega al fútbol. Desde que vino de Arabia Saudí la plantilla ha estado donando equipación deportiva y botas para afganos y sirios en diferentes campos de refugiados, para que los migrantes que huyeron de sus países no tengan que jugar descalzos, como hacen algunos, y puedan con el deporte unirse ante la adversidad y superar el sufrimiento que causa el éxodo, empezar de cero, como diría su amigo Dani Martín. 

Al ir a la Cruz Roja de Torrelavega para donar ese material, Santiago se cruzó con un joven de 19 años y tuvo el pálpito de que era un refugiado. Al conversar con él supo que, sin haber cometido ningún delito, el chico tuvo que huir de su país, Perú, para poner a salvo su vida y pide asilo político en España. Además de proporcionarle parte del material que fue a entregar, que le hacía falta, y contactos que le puedan ayudar, terminó merendando con él y con otra persona, que fue otra de las razones principales de su visita. 

Santiago quiso pasarse a ver a una mujer que es una gran luchadora día a día, tanto cuando fue funcionaria de prisiones, como ahora que está jubilada y cuida de su marido. Ella contactó por las redes sociales con Santiago durante su viaje a Arabia Saudí y fue siguiendo su aventura. Cuando regresó a España, se conocieron personalmente al coincidir unos días en un 'retiro espiritual' sobre buenos hábitos de vida que realizaron amigos de Santiago en una villa de Ibiza. Aquella experiencia la marcó tanto, que ella sorprendió a Santiago tatuándose en el brazo una bicicleta con el apodo del alcalaíno y un corazón. Pambu es el nombre cariñoso con el que llamaba de pequeño a Santiago Sánchez Cogedor su hermana, y con el que desde entonces le llaman familiares, amigos y los que le admiran por su forma de ser y afrontar retos en la vida. 

Además, Santiago nos ha desvelado ya,  a falta de pocos días para su despedida en Paracuellos de Jarama y San Sebastián de los Reyes, municipios que le apoyan con lo que necesitará en su viaje, uno de los aspectos más curiosos: lo que llevará en su maleta, mejor dicho, en su carro. ¿Con qué poco podrá sobrevivir casi un año entero? "Llevaré lo mínimo material... Pero muchas ganas y mucho amor para repartir". Su equipaje estará formado por una tienda de campaña y el saco para dormir, una silla plegable, un hornillo de camping gas para calentar la comida, una cacerolita y una cafetera, la bolsa de aseo, otro par de zapatillas y escasa ropa para cambiarse hasta que la pueda lavar... "No perderé tiempo en elegir del armario por la mañana qué me pongo o no", bromea Pambu.

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La aptitud positiva de Santiago se expande en una cadena de favores

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Santiago está aprovechando estos días en los que ya ha dejado su trabajo en ID Logistic antes de emprender la aventura andando por 15 países hasta Qatar, para viajar por distintos sitios de España y motivar a los jóvenes, para que hagan deporte y se esfuercen para superarse día a día. 

La Unión Ciclista de San Sebastián de los Reyes, donde fue con la bicicleta con la que viajó a Arabia Saudí hace dos años, fue uno de los clubes que han podido conocer de primera mano sus conferencias sobre aptitud positiva y solidaria, al igual que el centro especial de empleo de Afanias en Madrid, donde hicieron una camiseta a Santiago para desearle que todo 'vaya sobre ruedas' y él llevó el carro que 'será su casa' en el camino hasta Qatar. Y también en el centro de alto entrenamiento deportivo valenciano Fight4Life... 

También ha vuelto a visitar Santander, donde en sus paseos junto al mar aprovecha para recoger los residuos de la costa... Lo anecdótico es que hace unos días a Santiago se le olvidó coger bolsas de basura, así que se la pidió como un favor a la casa vecina más próxima a la playa, donde le abrió la puerta un adolescente al que le sorprendió conocer la historia del alcalaíno. Días después la familia del joven agradeció a Santiago el interés que había despertado en Yeray, y en agradecimiento, Santiago ha vuelto a ir para hacer juntos una ruta en bici y recoger más residuos a su paso. "Las cosas siempre pasan por algo".

Además ya se van haciendo eco de su nueva aventura más medios de comunicación nacionales, a los que le llama la atención la forma de viajar del complutense, atravesando países con distintas lenguas y su facilidad para entenderse con todo el mundo.

Sanse se vuelca con Santiago en su XXXIV Gala del Deporte

2021 12 20    Fotos Santiago y Ayto Sanse

Este pasado16 de diciembre se ha celebrado la XXXIV Gala del Deporte de San Sebastián de los Reyes en el Teatro Auditorio Adolfo Marsillach, donde además de premiar a los mejores deportistas de su ciudad y homenajear a los Olímpicos (incluida la complutense Adriana Cerezo que también está vinculada a esta ciudad) y Paralímpicos locales en Tokio 2020, de dar el premio especial de la Comunidad de Madrid a Fernando Torres, ex-jugador y hoy técnico auxiliar del Juvenil A del Atlético de Madrid, rindieron un homenaje al alcalaíno. 

La concejala de Medio Ambiente, Patricia Hernández Ruíz-Medrano, y el concejal de Deportes, Ángel Buenache Moratilla, acompañaron en el escenario a Santiago, donde se proyectó un video resumen de su proyecto de aventura solidaria a Qatar que va a emprender en enero de 2022. 

Santiago agradece a este Ayuntamiento todo el apoyo que le brinda desde que en su viaje anterior, en bicicleta hasta Arabia Saudí, la edil de Medio Ambiente se puso en contacto con él. Cuando regresó a España, le invitaron a asistir  a su ciudad para que contara su experiencia. Primero fue al ayuntamiento para reunirse con ellos, luego a un centro deportivo... y ahora lo están respaldando en su nueva iniciativa, animando a la población a que le apoye y tenga en cuenta sus valores. 

Prueba de ello es que el cartel que lució Santiago en el escenario se lo realizó la Unión Ciclista de San Sebastián, que también fue premiada como mejor entidad deportiva. 

Este año se presentaron 29 candidaturas al Certamen Paco Sánchez para las seis categorías que reciben los premios del jurado que, por primera vez, ha aplicado la norma de dos vueltas a la hora de ofrecer su dictamen. En la primera, se seleccionan a tres deportistas de cada candidatura; en la segunda, ya elige directamente al ganador.

 

Los mejores deportistas de San Sebastián de los Reyes en 2020 han sido:

Mejor deportista masculino: Rubén Sánchez (ciclismo).

Mejor deportista femenino: Adriana Cerezo (taekwondo).

Promesa deportiva: Laura Rodríguez (taekwondo).

Mejor equipo deportivo senior: Unión Deportiva S.S. Reyes (Senior 2ª Div. B).

Mejor equipo deportivo base:  Club Balonmano S.S. Reyes (Juvenil Fem.).

Mejor club/entidad deportiva: Unión Ciclista S.S. Reyes.

 

La Academia del Club Atlético de Madrid, ubicada en el municipio, obtuvo una mención especial “por su proyecto formativo y sus valores deportivos”, galardón que fue recogido por su presidente, Enrique Cerezo; y recibieron los Premios especiales de la Comunidad de Madrid los jugadores Fernando Torres, “por su brillante trayectoria y los excelentes méritos obtenidos como deportista”, y Javier Serrano, “por su debut en la primera plantilla”, acompañados por Emilio Gutiérrez, director de la Academia atlética.

El acto, en el que también estuvo el alcalde, Narciso Romero; y el vicealcalde, Miguel Ángel Martín Perdiguero, fue retransmitido en directo por ‘streaming’, gracias a la colaboración de la Asociación de Clubes de San Sebastián de los Reyes y estuvo amenizado con la música de The Gluttonys, el espectáculo de acrobacia aérea de Acrolúa y el humor de Miguel Miguel.

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En tan sólo una semana los planes de Santiago han dado ya grandes pasos. El joven alcalaíno viajó con su carro durante el puente festivo de la Constitución e Inmaculada Concepción a Santander. Allí estuvo dando una de sus reconfortantes charlas a un equipo de fútbol, el CD Monte. Y además se dio un paseo cerca de la playa donde estuvo recogiendo residuos que había tirados por el suelo para depositarlos en el contenedor de la basura. "Todos los días iré recogiendo residuos plásticos, etc., que me vaya encontrando por el camino, ese será el alquiler que pagaré por mi habitación aquí en la Tierra". 

La limpieza de la basura en el medio natural será sin duda una de las principales acciones en el viaje hasta Qatar, pero no la única, pues irá haciendo paradas en orfanatos, escuelas, hospitales, etc. para dar charlas como la realizada en la capital cántabra. 

Con ayuda de sus patrocinadores, los citados la semana pasada y otros más como por ejemplo la empresa de cerraduras Ojmar que también le ha ayudado o a un amigo de la gestoría La Manga Charter que alquila veleros con patrón y lanchas en el Mar Menor, hará otras acciones de concienciación y solidarias: comprará árboles para plantarlos a lo largo del camino. En otras ocasiones hará entrega de alimentos, ropa y material escolar... en los lugares más vulnerables. "La idea es dar un poco de amor a este mundo que cada día vive más deprisa y sin ganas de sonreír". 

También está pendiente de asistir a la Gala del Deporte de San Sebastián de los Reyes, donde recibirá un reconocimiento, algo similar al que tendrá en el Centro Cultural de Paracuellos de Jarama el viernes 7 de enero a las 20:00, la hora de la despedida de su gente más cercana, antes de emprender la aventura de 6.800 kilómetros. Su primer destino tras salir de Paracuellos será de nuevo San Sebastián de los Reyes, donde el 8 de enero le darán un último adiós en el estadio de Matapiñonera.

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  Santiago y sus apoyos, un mes antes de la aventura   

Falta un mes para que Santiago Sánchez Cogedor inicie su nueva aventura: viajar hasta Qatar andando para llegar al país árabe en el mes de noviembre, ya que el día 21 de ese mes en 2022 comienza allí el Mundial de Fútbol, en el que juega la Selección Española. 

Santiago, vecino del barrio de Los Nogales de Alcalá de Henares, ya tiene el carro y las zapatillas deportivas con los que hará la travesía. Y se está entrenando "y probando sensaciones" por parajes naturales como el del río Torote y otros de Guadalajara, como el Pinar de Budia. 

Además está dando las gracias a sus amigos y colaboradores, los que le apoyan y patrocinan este proyecto aventurero, apenas dos años después de ir en bicicleta hasta Arabia Saudí, haciendo paradas solidarias a cambio de alojamiento y comida, que espera repetir. 

Especialmente agradecido está a la empresa donde trabaja, ID Logistic, donde estuvo dando las gracias a su amigo Lionel, directivo de la planta de Mahou de Alovera, que es cliente de la empresa ID Logistic. "Lionel es argentino, le convocaron para venir a España por su buena labor allí y así nos conocimos. Yo le conté que hace varios años me recorrí su país entero y entablamos una gran amistad".

Pero hay más amigos especiales que se han unido a esta experiencia, como los boxeadores Sergio 'Maravilla' Martínez y Pablo Navascues, el cantante Dani Martín y respaldos de empresas como las relacionadas con el reciclaje Regusa y Formato Verde, gimnasios, como Paracuellos y El Orígen, restaurantes como Patagónico y El Albero... 

 

En Lux Moments te contaremos su viaje, pero también puedes seguirlo en: 

@santiago_sanchez_cogedor

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